Cruzada queer por Diego Trerotola

DIEGO TREROTOLA

26 diciembre, 2020

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Hace más de quince años escribí una nota sobre John Waters en la revista El Amante en la que reclamaba que se traduzcan y publiquen en la Argentina los libros que hasta ese momento había escrito ese anarquista anal, tanto sus compilaciones de artículos, sus guiones como su temprana autobiografía Shock Value. Leía los libros de Waters desde los noventa, pero nunca encontraron un proyecto editorial local que apostara por ellos. De hecho, me había propuesto compartir en aquella nota algunos fragmentos de sus textos como prueba de su valor literario. En aquellos años, Waters estaba todavía en actividad como cineasta pero era completamente desconocido como escritor aquí y en gran parte del mundo. Aún faltaban varios años para que se convirtiera en un best-seller con su genial Mis modelos de conducta, pero igual sus libros anteriores ya contenían páginas de talento infinito.

Caja Negra cumplió mi deseo y comenzó a editar a Waters en la Argentina, lo que implicó para mucha gente conocer más de un cineasta que podía moverse de forma única en la literatura, el arte contemporáneo, el cine, la música y en otros ámbitos más oscuros para revelar una cultura que era desconocida, excéntrica y hasta inimaginable a veces. Ya lo dije en su momento: Waters es una guía cultural desviada, como ese alter ego amarillo que interpreta en un capítulo de Los Simpsons. Y lo extraordinario de Caja Negra no fue solo que lograron que la inteligencia y la sensibilidad de Waters apareciera nítida en el mapa local, sino que también la editorial se constituyó en una guía cultural con la misma carga de excentricidad. Porque no solo redoblaron la apuesta, editando no uno sino dos libros de John Waters, sino que el catálogo, desde antes y después de esos libros, se propuso terminar con una carencia editorial argentina: la ausencia de una continuidad en la cultura queer literaria y artística, editando autores sin fijarse en las legitimaciones ni las modas locales. Waters no era una apuesta solitaria para Caja Negra, porque también permitieron conocer en profundidad los mundos de William S. Burroughs, Ed Wood, Derek Jarman, Walt Curtis, José Esteban Muñoz, Sara Ahmed, Alfred Jarry, Claudio Caldini, entre otras personas que, en su gran mayoría por primera vez, tuvieron libros en los que se pudieron recorrer sus sensibilidades, sus lenguajes, sus idearios, sus legados. Y ahora, cumpliendo una década y media de vida editorial, preparan la publicación del nuevo libro de Waters, que será toda una fiesta, porque tres ya es una orgía.

Un aniversario de Caja Negra es también una celebración de una cruzada editorial que nos permitió el placer de desviarnos de los caminos rectos y demasiado transitados.

Diego Trerotola es ramonero, crítico de cine, queer, gordo. Escribe en Página/12  y es director del Festival Asteriosco. Colecciona figuritas.