LA MAGIA CHANERA. PARTE 1: ACCIONES COLECTIVAS GRAMATIZADAS Y POLÍTICAS DE “MIERDA”

Por Núria Gómez Gabriel

18 noviembre, 2021

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Lo que la naturaleza no te da, el infierno te lo presta.

Camila Sosa Villada

En el comunicado AMOR CON CUERNOS que abre el capítulo VIII de La Biblia Psíquika, podemos leer: “El mensaje codificado es cismático: suicidio existencial”.  Eran los inicios de los años ochenta y la Estación TOPY del Reino Unido hacía una llamada contra la moral, “concepto nulo y vacío de cualquier utilidad”, que no había hecho más que reforzar la percepción precaria de lo que creemos que son nuestras identidades. En su lugar, el movimiento contracultural de Eel Templo de la Juventud Psíquika proponía un “amor con cuernos: una suerte de empatía crítica hacia nuestros yoes demonizados, nuestras identidades oscuras y sombrías, las que han sido fuertemente reprimidas, castigadas y que nos duelen tanto al salir. Pero esta empatía no podía ser únicamente hacia el Individuo, debía ser intersubjetiva, mutualista y tribal. Solamente así sería posible conseguir la “Plenitud Psíquika” necesaria para desprogramar la realidad consensuada.

En su búsqueda sobre cómo traspasar el umbral entre el “Universo A” (o la Realidad-Consensual) y el “Universo B” (la Realidad de las Posibilidades), la sociedad occultural TOPY creó sus tácticas contra-propagandísticas para extender las redes centradas en la Magia del Caos. Liderada por el ingeniero cultural Genesis Breyer P-Orridge, TOPY nació en plena cultura post-industrial configurándose como una vanguardia post-punk de las ciencias ocultas en contra de “el Mal social como fuente de terror”. Ahora bien, el Mal, así como su contrario, el Bien, son, como diría Spinoza, tan solo formas de pensar. Y, aunque cada cosmovisión religiosa tiene sus contenedores de religiosidad, la idea de Maldad no sería posible sin sus narraciones orales y escritas. De hecho, es en el universo del mito, en la mitopoiesis, donde emerge la génesis compositiva de estructuras, comunidades, comportamientos, escenas, tabúes, prohibiciones, miedos y deseos que se encuentran en el seno de toda ideología, de toda realidad social consensuada y de sus códigos éticos y morales. En este sentido, el contenedor de religiosidad que se encargaba de fabricar consenso en la Gran Bretaña de los ochenta y noventa fue la Televisión. A diferencia de la Maldad del Viejo Mundo, la de aquellos años fue narrada por “los caballeros blancos de la verdad Televisiva”. Aquellos que, según TOPY, especialmente en lo que se refería a noticiarios y documentales, crearon el “Motor de la Catedral” de las religiones del régimen oscurantista de la posverdad y sus deidades.

Pero, irónicamente, fueron las creencias religiosas del régimen televisivo las que pusieron fin al movimiento de Eel Templo de la Juventud Psíquika. El 20 de Febrero de 1992, Cannel 4 del Reino Unido transmitió en antena BEYOND  BELIEF  [más  allá  de  la  creencia]: un programa supuestamente documental que aseguraba tener la  primera  evidencia  de  Abuso  Ritual  Satánico (ARS). Recordemos que fue en los ochenta cuando estalló el auge de denuncias por ARS –primero en Estados Unidos y, luego, en otras partes del mundo, para desaparecer en los noventa– como un fenómeno de difusión mediática del pánico psíquico y moral contra el ocultismo asociado a una trama de conspiración mundial por parte de las elites del momento. En este contexto, Cannel 4 decidió retransmitir un video que era, en realidad, el remix de una transmisión de Psychic TV, registrada en 1982 por Derek Jarman para el mismo canal televisivo, y que ya había sido transmitida a sus audiencias. Jason Louv explica, en el prefacio de La Biblia Psíquika, cómo la extrañeza de aquella situación resultó ser una ironía por dos razones: “la primera es que la misma historia había sido utilizada regularmente desde el siglo cuatro para aplastar grupos paganos, desde que Epifanio de Salamina acusó a la secta gnóstica de los borboritas del mismo crimen; la segunda es que la familia P-Orridge ni siquiera tenía sótano” (p.43). Es decir que la misma televisión que en su momento había amplificado la magia(k) de Psychic TV terminó por atacar a la contracultura del momento mediante la creación de una noticia falsa.

LA BIBLIA PISÍQUIKA, “MÚSICA, MAGIA & TRAVESURA MEDIÁTICA”, entrevista gnóstica a Genesis P-Orridge por Jay Kinney, p. 442 y p. 444

El Mal, así como su contrario, el Bien, son, como diría Spinoza, tan solo formas de pensar. Y, aunque cada cosmovisión religiosa tiene sus contenedores de religiosidad, la idea de Maldad no sería posible sin sus narraciones orales y escritas. De hecho, es en el universo del mito, en la mitopoiesis, donde emerge la génesis compositiva de estructuras, comunidades, comportamientos, escenas, tabúes, prohibiciones, miedos y deseos que se encuentran en el seno de toda ideología, de toda realidad social consensuada y de sus códigos éticos y morales.

Tres décadas después, y con cierta distancia respecto al patetismo de aquellos hechos, resulta verdaderamente interesante pensar acerca de cómo la disolución de la red global de TOPY tuvo lugar en el momento en que se dibujaban los contornos del Nuevo Mundo de la World Wide Web y sus derivadas en la publicación masiva de contenidos en Internet. Resulta revelador porque, si bien, en sus inicios, se suponía que la WWW liberaría los medios de comunicación como la TV a través del libre acceso a la información; hoy, vemos cómo, contrariamente a dicha suposición, Internet se ha transformado en el entorno perfecto para manipular el estado de opinión y generar un clima emotivo susceptible a ser politizado y capturado. De hecho, el fork epistémico del régimen político de la posverdad nace de las plataformas online y las redes sociales entendidas como una “ampliación de la libertad del sujeto”, aunque rara vez esta libertad queda afuera de los embates de sujeción de las estructuras económicas de interacción binaria programadas para fabricar opinión y polarizar el consenso ideológico. Diríamos, pues, que la configuración de las redes sociales actuales se parece demasiado a un anuncio de televisión de los noventa en el que los perfiles crean emociones favorables o desfavorables en torno a algo que suele ser la compra de una mercancía. Es decir, que la política en las redes sociales estadounidenses que dominan el mercado digital mundial no está tan interesada en el relato de los hechos y su correspondencia con la verdad sino que, de igual forma, opera en la transmisión de una emoción favorable o desfavorable a los intereses de quien transmite esa noticia (su relato político sigue estando orientado al target de una audiencia televisiva).

Desde esta perspectiva, la recuperación de las escrituras apócrifas de TOPY en la actualidad nos ofrece una fértil oportunidad para reflexionar acerca de cuáles pueden ser las redes simbólicas y las tácticas contra-propagandísticas que puedan desprogramar la realidad consensuada de nuestra Edad Oscura y repolitizar el deseo capturado por la moral cristiana que tanto abunda en las redes sociales actuales: la búsqueda de la pureza, de la autenticidad y de la identidad. Si en las redes sociales actuales prima la moral por sobre de la política estructural, “la cual cosa nos acaba llevando a hablar no del mal y de la posibilidad de todos de reproducirlo […] sino de los malos –con los que no hay nada que hablar– y de la importancia de silenciarlos” (Serra, p.50); quizás sea el momento de recuperar estructuras de creación no-binarias y anti-dualistas como las que generó TOPY en los ochenta. Plataformas de génesis cultural y política en las que no se apilan opresiones unas sobre otras (el bien sobre el mal, el mal sobre el bien), sino que se entienden como una experiencia única e interseccional desde la cual sea posible batallar.

La Magia Chanera. Acciones colectivas gramatizadas y políticas de ‘mierda’

Aunque en nuestra época Satanás ha sufrido grandes embates teológicos y un notable cambio de mentalidad religiosa, no deja de llamar la atención que aún se mantenga con vigencia como símbolo que encarna ciertas realidades políticas y existenciales. La expresión simbólica del Mal en la actualidad sirve de argumento político para la guerra cultural en Internet que opera mediante batallas de información sustentadas por plataformas que enarbolan la libertad de expresión como 4chan o 8chan/8kun: plataformas en las que se filtran ideas fascistas y se manipula el pensamiento humano mediante ruido y confusión con el fin de volver a Dios y sus creencias.

La mayor de las hermanas Chan es un foro de discusión imageboard [tablero de imágenes] que fue creado originalmente en 2003 para discutir e intercambiar contenidos sobre manga y anime con “total libertad de expresión”. El hecho de que 4chan garantizara el anonimato de sus usuarios hizo que, en sus inicios, de la plataforma emergieran subculturas y movimientos activistas como el proyecto Operation Chanology que consistió en una serie de protestas impulsadas por el grupo ciberanarquista Anonymous en contra de la Iglesia de la Cienciología. Es decir que, al principio, la Magia Chanera se originó para expulsar a la vieja iglesia de Internet. Sin embargo, pasó muy poco tiempo hasta que las ideologías reaccionarias de la extrema derecha identificaron el potencial de movilización social que las estructuras de 4chan ofrecían a sus usuarios.

 

Primer post original en el tablero /b de 4chan publicado por el colectivo Anonymous y Manifestantes con máscaras de Guy Fawkes afuera de un centro de Scientology en la protesta del Proyecto Chanology del 10 de febrero de 2008.

 

Publicación anónima en el tablero /Q de 4chan y Jake Angeli, el autoproclamado “QAnon Shaman”, está tatuado con símbolos nórdicos y vikingos que, en un contexto de extrema derecha, evocan la blancura de los antiguos escandinavos.

Fuentes: Miro medium  / FOTOGRAFÍA DE SELCUK ACAR, NURPHOTO / GETTY IMAGES 

Resulta verdaderamente interesante pensar acerca de cómo la disolución de la red global de TOPY tuvo lugar en el momento en que se dibujaban los contornos del Nuevo Mundo de la World Wide Web y sus derivadas en la publicación masiva de contenidos en Internet. Resulta revelador porque, si bien, en sus inicios, se suponía que la WWW liberaría los medios de comunicación como la TV a través del libre acceso a la información; hoy, vemos cómo, contrariamente a dicha suposición, Internet se ha transformado en el entorno perfecto para manipular el estado de opinión y generar un clima emotivo susceptible a ser politizado y capturado.

La apropiación de los foros por parte de la ideología fascista y la consecuente difusión de los discursos reaccionarios fue posible gracias al marco legislativo de la Sección 230 de la Ley de Decencia de las Comunicaciones de 1996: el “puerto seguro” para las empresas de Internet que exime de responsabilidad editorial a los propietarios de empresas como Facebook, Google o Twitter frente a la posibilidad de ser procesados por aquello que dicen o comparten sus usuarios. En este contexto, aquello que sucede por Magia Chanera se genera a través de una acción colectiva gramatizada: una narrativa colectiva que se amplifica en la red mediante acciones meta-irónicas propias de la cultura meme como la repetición, variación y circulación de información que, por acumulación, influye en la psicoesfera del consenso social.

Además de proveer el anonimato de sus usuarios, las lógicas estructurales de 4chan hacen que su contenido sea “efímero”. Los anones publican información en los hilos conductores de los tableros, y estos hilos se ordenan con un criterio temporal donde lo último en ser publicado adquiere siempre más visibilidad. Al llegar a un número finito de comentarios –a un “índice límite” de popularidad–, los hilos son “depurados” por la plataforma y se desplazan de la primera página a la segunda, luego a la tercera, hasta quedar enterrados y desaparecer. Asimismo, las discusiones también pueden ser moderadas por la plataforma mediante técnicas como el “autosaging”: una especie de muerte por auto-sabotaje y saturación de información.

El problema del Mal en la Magia Chanera es estructural. Pizzagate o QAnon nacieron del anonimato que garantizaban 4chan y 8chan a sus usuarios, al carácter efímero de su contenido y a la suma de un tercer factor: la acumulación sostenida y el mantenimiento del hilo conductor. Para que los  canales de la plataforma no perdieran su sintaxis ni sus procesos mágicos de gramatización colectiva, fue preciso el cuidado de algunos anones que se encargaron de resumir los “destacados” de las discusiones anteriores haciendo una especie de “nudos narrativos” para sostener la génesis del mito a tiempo real. Asimismo cabe subrayar que los mitos conspiracionistas de la extrema derecha norteamericana se escribieron en futuro imperfecto, algo muy propio de las creencias milenaristas que se han manifestado intermitentemente durante toda la cristiandad y que ahora reaparecían como una lluvia de mierda online en la lucha por el futuro de Internet.

En su ensayo On Bullshit (2005), el filósofo analítico de la moral Harry Frankfurt sostiene que la ‘mierda’ es una forma de producción de conocimiento que parece indiferente a la verdad y que, como tal, puede distinguirse de la desinformación. Frankfurt entiende la ‘mierda’ como una “forma más ambiciosa” que la desinformación, una “panorámica más que particular” siempre preparada para “falsificar el contexto” y que, en última instancia, supone un “mayor enemigo de la verdad” que la mentira. A diferencia de los mentirosos y sus afirmaciones deliberadamente falsas sobre lo que es verdad, los bullshitters se tergiversan a sí mismos ante su audiencia sin necesidad de que su ‘mierda’ sea falsa en absoluto. Y, aunque la ‘mierda’ pueda adoptar formas inocentes, la indulgencia excesiva en ella puede socavar la capacidad de los practicantes para decir la verdad de formas en las que la mentira no podría. En consecuencia, las acciones colectivas gramatizadas propias de la Magia Chanera de la extrema derecha actual posibilitan una protesta política de mierda fundamentada en la existencia de una “una verdad más amplia” que moviliza el deseo social de atacar a la “cábala secreta intocable” de un “Estado Profundo” para acabar con las intenciones malignas de la izquierda demócrata, su “sed de sangre” y su “degeneración moral”.

En la encrucijada del Bien contra el Mal, toda experiencia está siempre enfocada al goce del espectáculo. Predicciones ominosas, acertijos crípticos y preguntas retóricas son las figuras literarias encargadas la poción mágica. La génesis apocalíptica que presenta su escena es una reapropiación trastornada por parte del patriotismo norteamericano de tropos cristianos como “La Tormenta” o el “Gran Despertar”. Y, su gramática consiste en la difusión de “gotas Q” [Q drops] que funcionan como un trip code [código de viaje] que el usuario ha de descifrar para poder interpretar su significado oculto y conectarlo con eventos del “mundo real”.

Captura de pantalla de 8chan con su eslogan “Embrace Infamy” y el disclaimer vinculado a la Sección 230.

                                     Q Drops. Fuente: Medium 

La recuperación de las escrituras apócrifas de TOPY en la actualidad nos ofrece una fértil oportunidad para reflexionar acerca de cuáles pueden ser las redes simbólicas y las tácticas contra-propagandísticas que puedan desprogramar la realidad consensuada de nuestra Edad Oscura y repolitizar el deseo capturado por la moral cristiana que tanto abunda en las redes sociales actuales: la búsqueda de la pureza, de la autenticidad y de la identidad.

Una soga y una horca erigidos por partidarios de Trump ante el Capitolio el 6 de enero.

Fotografía de Shay Horse, NurPhoto / Getty Images

 

Have faith WE ARE IN CONTROL. El estilo paranoico de la política de plataformas

Las redes sociales son para muchas personas la forma principal de entender el mundo y el lugar que ocupan en él. Asimismo, las teorías de la conspiración (im)posibilitan una distinción entre formas malignas y benignas, aunque normalmente sus relatos se suelen centrar en la necesidad de encontrar los medios adecuados para combatir el Mal en nombre de “el Bien público”. Sus métodos de difusión ideológica y captación política consisten en confundir y tergiversar la verdad por medio de grandes lluvias de ‘mierda’ online. Pero, a diferencia de las viejas teorías de la conspiración, el “nuevo conspiracionismo” (Rosenblum y Muirhead) de las redes sociales no está dirigido a la evidencia propia de las teorías o de la investigación, sino que tiene objetivos políticos destructivos y un modo diferente de legitimación: la repetición por amplificación (likes, reposts, retweets). El nuevo conspiracionismo, pues, rechaza la autoridad de las instituciones democráticas a través de la desorientación como lógica gobernante.

El auge de ciberconspiraciones como la que encarnaron los protagonistas de la Insurrección trumpista del pasado 6 de enero de 2021 en el Capitolio de Estados Unidos es una muestra de la toma de consciencia por parte de la extrema derecha acerca de nuestras formas de socialidad posinternet. Y, si bien es cierto que, como señala Richard Hofstadter, existe una larga trayectoria preinternet por lo que refiere al “estilo paranoico” de las políticas estadounidenses, las redes sociales como Facebook, Twitter o Youtube han contribuido a la amplificación y proliferación de la mentalidad conspiranoide porque el estilo paranoico es intrínseco de sus economías de producción. En la carrera hacia la popularidad de los youtubers, por ejemplo, se premia el meta-drama, la disputa y la exaltación (incluso el fanatismo) de un punto de vista político que consiste en la queja y la censura de los otros puntos de vista ofrecidos en la red. En este sentido, persiste lo que Hofstadter identificó como el “portavoz paranoico”, “sobrecalentado”, “demasiado sospechoso”, “demasiado agresivo”, “grandioso”, de “expresión apocalíptica”, y que se ve a sí mismo como “el guardián de una nación, una cultura, una forma de vida contra el mundo hostil y conspirativo”. Es decir que, si dentro de cada creador de contenido online del semiocapitalismo arde una pequeña llama de conspiración es porque las mismas estructuras de producción (tokens, likes, retweets) y mediación de contenido (algoritmos de recomendación y posicionamiento) en las redes como Youtube o Twitter posibilitan que el estilo paranoico del nuevo conspiracionismo sea más susceptible a ser creado.

Por decirlo en palabras de TOPY, los mitos del nuevo conspiracionismo operan a través de una suerte de literaturas conectivas orientadas hacia la toma de posesión y captura del “Universo B” (Realidad de las Posibilidades) para dominar el “Universo A” (Realidad Consensuada). Pero a diferencia del poder de la creencia que accionó Eel Templo de la Juventud Psíquika (poder creer que otras formas de vida son posibles), las cosmovisiones religiosas de las sociedades secretas del nuevo conspiracionismo actúan mediante la diligencia de fenómenos psicológicos como los ‘ecos de creencias’: “la respuesta obsesiva y emocional a la información que puede persistir incluso después de saber que es falsa” (Thorson). Es decir que su templo también es psíquiko, aunque no por ello es inmaterial, ya que posee una infraestructura en la oscuridad de la red, una literatura, un cuerpo de fieles adeptos y una gran cantidad de merchand. Su máxima teleológica, su dogma, consistiría en que no hay argumentos que puedan prevalecer a su contra. De ahí su plena consciencia en el poder de Internet y en su capacidad para romper cualquier apariencia de realidad compartida, socavar la sociedad civil y la gobernabilidad democrática.

 

*Este texto surge a partir de la invitación a coordinar una sesión del club de lectura de La Biblia Psíquica, organizado por Espacio Incognita en el CENDEAC (Murcia).

BIBLIOGRAFÍA

Breyer P-Orridge, G. La Biblia Psíquika. Buenos Aires: Caja Negra Editora, 2020.

Frankfurt, H. On Bullshit. Princeton: Princeton UP, 2005.

Serra, C.,  Garaizabal, C. y Macaya , L. (Coord.) Alianzas Rebeldes. Un feminismo más allá de la identidad. Edicions Bellaterra: Barcelona, 2021

Thorson, E., Belief echoes: The persistent effects of corrected misinformation. University of Pennsylvania, 2013.

Núria Gómez Gabriel (Barcelona, 1987) es doctora en comunicación por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Su práctica profesional atraviesa las pedagogías críticas, la escritura, la investigación artística y el comisariado de exposiciones. En líneas generales, su investigación se centra en observar cómo se configuran los imaginarios del poder y la relación que estos guardan con los modos en los que la tecnología materializa la memoria. Trabaja como docente en el Máster Universitario de Pensamiento Crítico en Culturas Visuales del ESCAC (Terrassa) y en el Grado en Arte y Diseño de la Universidad Autónoma (Barcelona). Coautora del libro Love me, Tinder (Temas de hoy, 2019). Publica en diversas plataformas culturales como TEXTE ZUR KUNST, CCCBLAB Investigación e Innovación en Cultura, A*Desk Critical Thinking o TEATRON; y, en revistas académicas como Teknokultura. Revista de Cultura Digital y Movimientos Sociales (Universidad Complutense Madrid) o Contratexto (Facultad de Comunicación de la Universidad de Lima). Ha colaborado como curadora e investigadora cultural en instituciones como CCCB, MACBA, Fabra i Coats, Arts Santa Mònica, Hangar, Tabakalera, Centro de Arte dos de Mayo, Bòlit Centre  d’Art Contemporani y La Casa Encendida, entre otras; y, en festivales como FEMTEK Prácticas Artísticas Contemporáneas. Feminismos y tecnología (Bilbao), Festival de Literatura Amplificada Kosmopolis (Barcelona) o Festival Internacional de Videoarte LOOP Barcelona.