“Mis libros favoritos son aquellos que inducen un estado psicodélico”. Entrevista a B.R. Yeager, autor de la novela de terror Espacio negativo

Por Mike Corraro

25 enero, 2023

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Espacio Negativo es la primera novela traducida al español del escritor norteamericano B.R.Yeager, pero también un pequeño fenómeno editorial de la literatura contemporánea underground de los Estados Unidos. Yeager, junto a otros nombres como Blake Butler o Mark Z. Danielewski, pertenece a la generación que dejó atrás el realismo millennial de la denominada alt-lit, para abordar la naturaleza inquietante del presente a través de textualidades más experimentales y enrarecidas. En esta entrevista de Mike Corraro, el autor recorre la génesis de la novela, sus influencias literarias y cibernéticas y la búsqueda de un estilo punk- camp. Lectura con bous track musical hacia el final.

Entrevista publicada orignalmente en HEAVY FEATHER REVIEW. Traducción de Sofía Stel.

 

Mike CorraoEspacio negativo, en gran parte, transcurre en un pueblo pequeño cuya población está disminuyendo debido a una epidemia de suicidios. Algunas partes de este libro me recordaron a 2666 (de Roberto Bolaño) o 300 Million (de Blake Butler), en los que los cadáveres son un objeto recurrente. ¿El cuerpo postmortem es aún una persona? ¿O es tan solo parte del paisaje? ¿Ves al cadáver como un cuerpo habitado o deshabitado?

B.R. Yeager: Tiendo a inclinarme por el materialismo, aunque últimamente estoy intentando ser más abierto. Así que, cuando hablamos estrictamente sobre la conciencia o el Yo, suelo ver al cadáver como un cuerpo deshabitado. Pero un cadáver está repleto de actividad material también. Cuando (al menos en Occidente) pensamos en conceptos como la reencarnación, por lo general imaginamos que una persona muere y renace como otra persona, o como otro animal. Pero cuando un cuerpo muere, su energía y materia se transfieren a otra materia y energía, de la que crecen otras cosas; solo que no son cosas con un sistema nervioso como el humano. Esto también es una especie de reencarnación, o así lo veo yo.

MC: Tanto Espacio negativo como tu primera novela, Amygdalatropolis, exploran zonas anónimas e inquietantes de internet. En Amygdalatropolis, se trataba del imaginario gore/snuff estilo 4-chan. En Espacio negativo es menos explícito: hay un foro de usuarios en el que todos discuten la ola constante de suicidios. Lo que me fascina de cómo describes estos espacios es el tipo de atmósfera trascendental con que los dotas. ¿Qué te atrae de este tipo de representaciones? ¿Consideras que estos espacios anónimos tienen el potencial de convertirse en los nuevos contextos espirituales o divinos?

BRY: Creo que mi experiencia con internet durante mi adolescencia (esto es, la era pre-Facebook, pre-MySpace, pre-Friendster, AIM y LiveJournal) fue increíblemente trascendental. Yo era dolorosamente tímido, sufría de mucha ansiedad, tenía muchos problemas para interactuar en público… pero comunicarme vía texto me era más fácil. Así que escribir en foros anónimos o hablar por chat se me hacía más natural. Y había un elemento fantástico en todo esto. Podías cultivar una estética y una identidad que fuera más acorde a cómo te veías a ti mismo, y no tanto a cómo eras en carne y hueso. Eso todavía existe, aunque internet se haya vuelto menos anónimo y más homogéneo.

Estas fueron experiencias muy importantes y formativas para mí, e intento capturar ese elemento mágico lo mejor que puedo, a pesar de que nunca siento lograrlo del todo. Y creo que siempre que uno esté escribiendo sobre la época actual, estos espacios como mínimo deben ser señalados, si no explorados.

MC: Usualmente mencionas tu interés en centrarte en aspectos de la experiencia digital en tu escritura. Recién te referías a esto en términos de contenido, pero en otras ocasiones también has mencionado el tema de la forma y la estructura. Habiendo leído tus libros, creo que logras emular estas zonas virtuales con mucho éxito. ¿Tienes una técnica para conseguir esto?

BRY: Creo que lo de la forma me sale naturalmente, y eso en cierta medida es porque me resulta más fácil escribir como en breves estallidos, y alternar narradores, o mechar bloques de texto primario con texto secundario. Cuando me siento a hacer cualquier cosa, mi atención está dispersa por todas partes, así que necesito transferir ese estado de dispersión a mi escritura. Y por eso puede que a veces lo que escribo se vea como el feed de una red social. En parte es intencional. Todo el mundo dice que ya nadie lee, pero estamos leyendo en internet y en las redes sociales constantemente. Tiene sentido hackear elementos de ese medio para utilizarlos en la ficción.

MC: ¿Qué inspiró la particular estructura coral de Espacio negativo? ¿Primero concibes la narración o la forma? ¿O suceden en simultáneo?

BRY: Mayormente surgió de mi necesidad de no aburrirme. Como te decía antes, tengo atención dispersa, así que el proceso es más fácil cuando la narración cambia constantemente, cuando no hay un equilibrio completo. En el caso de Espacio negativo, la historia vino primero, y pasó algún tiempo hasta que me di cuenta de que necesitaba varios narradores que volverían a aparecer una y otra vez. Y entonces esa estructura comenzó a influir en la historia y viceversa.

 

Cuando me siento a hacer cualquier cosa, mi atención está dispersa por todas partes, así que necesito transferir ese estado de dispersión a mi escritura. Y por eso puede que a veces lo que escribo se vea como el feed de una red social. En parte es intencional. Todo el mundo dice que ya nadie lee, pero estamos leyendo en internet y en las redes sociales constantemente. Tiene sentido hackear elementos de ese medio para utilizarlos en la ficción.

MC: ¿Mientras trabajabas en Espacio negativo, estabas leyendo algo que haya influenciado de manera importante en el texto? ¿Con qué otras obras te parece que está en diálogo tu novela?

BRY: Hay muchos libros que leí antes de Espacio negativo que sabía que iban a ser piedras angulares para lo que yo estaba tratando de hacer, y volví a muchos de esos libros. En cierto sentido quería escribir algo que resonara con La feria de las tinieblas, de Ray Bradbury. Todo ese género de jóvenes en el umbral de la adultez que se ven forzados a enfrentar entidades oscuras que ponen en cuestión lo que saben del mundo. O algo como It de Stephen King, ese género de “niños en bicicleta” que recientemente ha sido exhumado en numerosos productos audiovisuales para explotar un deseo de nostalgia reconfortante. Pero el tema con esos libros y películas originales es que en última instancia tratan de lo tremendamente horrible que es esa etapa de la vida, cuando por primera vez te ves expuesto a la oscuridad y la violencia del mundo. Mucha de la explotación que ocurre hoy en día de esa nostalgia ignora el hecho de que la infancia por lo general es aterradora, e, irónicamente, el negocio de la nostalgia se basa mayormente en producir una sensación reconfortante, de revisitar terrenos familiares.

Uno de mis objetivos era abordar el género y tomar prestados algunos tropos, pero despojándolos de toda esa nostalgia. No ubicar la historia en los ochenta, sino en el presente. Quería deshacerme de los mitos de la adolescencia como una etapa de inocencia, y escribir en cambio sobre las experiencias adolescentes como realmente son: los incómodos encuentros sexuales, el consumo desenfrenado de drogas, la ansiedad y la extraña violencia interpersonal. Tener esa edad es realmente como existir en un plano separado del de los adultos, y eso es algo al mismo tiempo hermoso y aterrador.

Cero de Kathe Koja fue una gran influencia estética, también. 

MC: En Espacio negativo aparecen adolescentes que se autolesionan. Uno de ellos, Tyler, tiene los brazos llenos de cortes. ¿Puede ser el cuerpo un sitio arqueológico? ¿Cada cicatriz y costra denota una potencial narrativa?

BRY: Absolutamente. Hay algo de irreversibilidad en las heridas, y también pueden significar la entrega total a una causa o creencia.

MC: El libro en cuanto medio suele resultarme inherentemente abstracto. Cuando veo un nombre, por ejemplo, no me sale adosarlo inmediatamente a un cuerpo… no sé si esto es sencillamente un límite mío, jaja. Pero, sin embargo, hay una suerte de dimensión física instantánea en tu escritura. Creas estos momentos de anatomía humana visceral, como el incidente de Tyler durante la cena de Acción de Gracias. ¿Tienes estrategias para regresar a la corporalidad cuando sientes que te has adentrado demasiado en lo abstracto?

BRY: No diría que tengo estrategias, pero el retorno a la corporalidad es algo muy importante para mí, así que tiende a suceder. De nuevo, volvemos al tópico de la irreversibilidad del daño, como el miedo a caminar descuidadamente sobre piso resbaloso y romperte un hueso, o dejar que los dientes se te pudran, esas son cosas que están todo el tiempo en mi cabeza, así que mi escritura suele estar llena de ellas. Sé que es un cliché, pero por lo general olvidamos lo delicados que son nuestros cuerpos, a menos que constantemente estemos imaginando daños posibles, lo cual sería enloquecedor.

MC: A lo largo del libro, los personajes practican varios rituales, por lo general para protección o para fortalecer su conexión con un santo patrón. Los procedimientos de estos rituales suelen estar entretejidos con lo erótico. A veces incluso terminan con masturbación. ¿Consideras esta relación de protección oculta como una relación sexual? Tal vez al santo guardián como amo y al sujeto del ritual como esclavo.

BRY: No estoy en posición de hablar sobre prácticas y teorías ocultistas reales con mucho conocimiento. Sin embargo, muchas personas que tienen esa expertise, han establecido vínculos entre actos sexuales y lo oculto, y yo me inspiré en eso. Si uno piensa en prácticas que inducen a experiencias extracorporales, o experiencias divinas, el orgasmo puede ser una de ellas, como también rezar, bailar, o provocarse autolesiones intensas o consumir drogas. En el libro me resultaba importante representar los rituales como extremadamente personales, con muchos y variados caminos hacia la experiencia de lo divino, porque eso es con lo que nos encontramos en la vida real: con prácticas diferentes para acceder a destinos similares.

MC: La segunda mitad del libro presenta una idea de ritual y de divinidad heredados. Descubrimos que uno de los personajes retoma prácticas que hacía uno de sus padres, al documentar cada muerte que ocurre en su entorno y tratar de comunicarse con el más allá. ¿Ves a lo oculto como algo inherentemente familiar? Como algo que puede ser pasado de generación en generación o ser expandido a lo largo de un linaje.

BRY: Sin dudas no lo considero una cuestión familiar. Las historias sobre “derecho de nacimiento” o “ser el elegido” me resultan extremadamente aburridas y desagradables, y están desconectadas por completo de la realidad. Pero es cierto que las tradiciones se van pasando, y así es como lo vi en la novela (aunque la referencia es vaga). Este era un método del personaje para conectar con su padre muerto, más que un poder heredado.

Si uno piensa en prácticas que inducen a experiencias extracorporales, o experiencias divinas, el orgasmo puede ser una de ellas, como también rezar, bailar, o provocarse autolesiones intensas o consumir drogas. En el libro me resultaba importante representar los rituales como extremadamente personales, con muchos y variados caminos hacia la experiencia de lo divino, porque eso es con lo que nos encontramos en la vida real: con prácticas diferentes para acceder a destinos similares.

MC: Hay algunas frases muy buenas en el libro. Algunas tienen un estilo medio punk-camp: “Volví de entre los putos muertos”. Y otras tienen un tono más inquietante: “Las fotos me hicieron pequeños agujeros adentro. Respiré a través de cada uno de ellos”. ¿Priorizas ciertos elementos del texto cuando lo estás ensamblando? Ritmo, tono, atmósfera, narración. ¿Cómo decides qué priorizar?

BRY: ¡Gracias! Para mí la atmósfera siempre precede a todo lo demás. Mis libros favoritos son aquellos que inducen una especie de estado psicodélico, y eso es lo que buscaba lograr con esta novela.

MC: ¿Escuchas música mientras estás escribiendo? Sé que el artista Burial Grid compuso un disco que es como una banda sonora para esta novela. ¿Cómo surgió esa colaboración?

BRY: Sí, la música es una parte clave del proceso para mí. Es un estimulante que me ayuda a establecer el tono y a sumirme en mi tarea un poco más. Burial Grid/Adam es uno de mis mejores amigos, y uno de mis músicos favoritos. También compartimos bastantes de nuestros gustos estéticos. Él fue una de las primeras personas en leer el primer borrador de Espacio negativo y tuvo la idea de grabar una banda sonora para la novela (yo tenía la esperanza de que se le ocurriera algo así). Así que después de charlarlo, compuso el álbum.

Sobre el entrevistador: El trabajo de Mike Corraro  explora las perspectivas hápticas, arquitectónicas y orgánicas de los textos pensándolos como objeto. Es autor de Gut Text (11:11 Press), Rituals Performed in the Absence of Ganymede (11:11 Press), Desert Tiles (Equus Press), y Smut-Maker (Inside the Castle). Como artista y diseñador, publicó en 11:11 Press, Fonograf Editions, Apocalypse Party, Inside the Castle, entre otros. Este es su último libro.