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Amigdalatrópolis. Notas de lectura de Robi Chuit Roganovich
Capítulo 1
No pasan más de tres páginas para que entienda lo obvio: el protagonista se llama /1404er/, que es el día de mi cumpleaños. 14 de abril
Podría ser yo.
En casa nos conectamos a la “banda ancha” demasiado temprano. Colgados, obvio, junto a otros dos vecinos con quienes compartíamos medianera. Eran todavía pocos en el barrio los que habían abandonado el Dial-up, los ruidos insoportables del “handshake” y las velocidades de descarga paupérrimas.
La “banda ancha” nos permitió entrar, por un finísimo cable negro que veía desde mi ventana bambolearse de un lado al otro en cada tarde de tormenta, a un reino de velocidad casi lumínica.
Ese reino habría de configurarme, sin que yo lo sospechara jamás, como el sujeto que soy hoy. La gran mayoría de mis obsesiones, de mis deseos y convicciones, de mis intereses musicales, cinematográficos y literarios se forjaron ahí. Todo lo que no estaba en la Iglesia, en la escuela, en el club de barrio donde hacía básquet, estaba ahí, dispuesto y en apertura, como una fuente de agua enorme.
Con algunos de mis amigos, cuando todavía no podíamos salir de noche porque no superábamos los 12 o 13 años, jugábamos a un juego. Recuerdo todavía el nombre, “Saturday Night YouTube”. Era simple: creábamos un “grupo” en el MSN Messenger de Microsoft y pasábamos todo el viernes o todo el sábado enviándonos videos de los recovecos poco frecuentados de YouTube.
Bandas de metal de países lejanísimos que todavía escucho; chicos que hablaban de teorías conspirativas; partidas grabadas de Warhammer 40K, Magic The Gathering, pen and paper RPG; el creciente mundo del do it yourself, etcétera.
Con el tiempo, nos aburrimos.
Quisimos más.
Entonces descubrimos los foros.
La cosa se volvió espesa, demasiado espesa: nosotros, o la vida, o las dos cosas a la vez.
Eso era el mundo.
Capítulo 3
Sé que esto va a volverse peor. De no empeorar a cada paso, a cada página, este libro no sería de B.R. Yeager. Pero su nombre está en la tapa. So, yeah. Just wait. It’s coming.
Todavía con medio pie afuera del dispositivo estético, pienso: todo aquel que no habitó activamente este tipo de foros entre el 2006-2007 y el 2016, seguramente vivió todo lo que aconteció a nivel político en nuestro planeta con una sorpresa inusitada.
Nosotros no.
Haber estado delante de estos procesos no es ninguna clase de valor por sí mismo.
Sabíamos, tal vez sin poder ponerle el nombre que sí puedo ponerle ahora, que el pulso ideológico real del mundo entero estaba ahí.
Toda la información de todo lo que venía: ahí.
Sabíamos que todo lo que hacíamos por las noches, todo lo que veíamos, leíamos, aprendíamos, eventualmente saldría a superficie.
Era imposible que tanto odio, tanto desprecio, tanta vulgaridad inyectada en un sistema, el sistema político de occidente, no terminase por encontrar una vía de escape, una fuga.
Esperábamos que las cosas explotasen.
Crecimos, en algún punto, insensibilizados. Disfrutábamos ver cómo esa mancha negra se expandía lento pero de forma efectiva sobre el sustrato profundo de la sociedad norteamericana.
Leíamos los manifiestos que algunos usuarios subían horas antes de salir a matar gente. Me repito: en dos ocasiones concretas leí los manifiestos y vi los videos que dos usuarios subieron apenas horas antes de salir a matar mujeres, árabes, negros, gays, lesbianas.
No disfrutábamos de las cosas verdaderamente oscuras a las que teníamos acceso sino, más bien, ver cómo esa mancha negra se expandía lenta pero de forma efectiva sobre el sustrato profundo de la sociedad norteamericana.
La perspectiva de la distancia, como decía Borges, sabernos tan lejos, a tantos kilómetros de distancia, era alguna forma de calmante o bálsamo.
Nosotros solo esperábamos que las cosas explotasen.
Y explotaban.
2012: Masacre de Aurora (12 muertos)
2014: Masacre de Fort Hood (14 muertos)
2015: Masacre de San Bernardino (14 muertos)
2016: Masacre en la discoteca Pulse de Orlando (49 muertos)
2017: Tiroteo en la iglesia de Sutherland Springs (26 muertos)
2018: Tiroteo en la escuela secundaria Stoneman Douglas de Parkland (18 muertos)
2018: Tiroteo de Thousand Oaks (12 muertos)
2018: Tiroteo en la escuela secundaria de Santa Fe (10 muertos)
2019: Tiroteo de El Paso (23 muertos)
Una y otra vez: varones jóvenes. Muy jóvenes. Su odio radical hacia el mundo. ¿Cuánto tardaría en llegar todo esto a casa?
Milei, su desfile, es todavía un chiste. Un chiste malo, muy malo. Que nos está costando caro, sí, pero que, de cara a lo que todavía se está gestando, es al fin y al cabo un chiste.
Al día de hoy, algunos compañeros, de la universidad, del barrio, de la militancia, siguen sin entenderlo. Mis referencias, que comparto como puerta de entrada, siguen siendo las mismas.
1) How to Radicalize a Normie, de Innuendo Studios
2) Q: Into the Storm, documental de Cullen Hoback, para HBO
Todo aquel que no habitó activamente este tipo de foros entre el 2006-2007 y el 2016, seguramente vivió todo lo que aconteció a nivel político en nuestro planeta con una sorpresa inusitada.
Capítulo 6
Hay un poema de Mark Strand que no puedo olvidar. A veces me sorprendo a mí mismo recitándolo en voz alta, como si se tratase de un mantra. Dice:
Tengo una llave,
abro la puerta y entro.
Está oscuro y entro.
Está más oscuro y entro.
Tengo depresión desde hace muchos años. En los días en los que estoy bien, esa puerta y esa llave, el poema entero, significan para mí la valentía y la dignidad. En los días en que todo es un poco más amarillo y ocre, cada encuentro, cada tarea me resulta una montaña imposible, esa llave y esa puerta son el terror absoluto.
Amigdalatrópolis es lo oscuro que está detrás del umbral en todos mis días tristes.
Capítulo 8-9
Asco.
Tengo que dejar de leer, al menos lo que dure hacerme un té.
Hacía mucho que un texto no me doblaba.
El arte es raro.
–
Demasiado tarde.
Demasiado tarde.
Demasiado tarde.
Capítulo 11
Una de las entradas en los foros me hace pensar en J.
J era divertido: en los recreos, cuando todos se habían ido del aula, hacía chorritos de pis en las botellas de agua de nuestros compañeritos, mientras nos guiñaba el ojo; fue el primero en animarse a entrar a Villa Páez, con 13 años, solo y de noche, para conseguir nuestros primeros porros.
Robé con él la bandera de la escuela. Cuando se enteró la Dirección, casi nos echan: nos pusieron amonestaciones hasta la verija y nos obligaron, hasta que terminásemos la secundaria, a repartir escarapelas en cada acto que se hiciera.
Era tan rápido y eficaz como la velocidad casi lumínica a la que entrábamos por la noche, a través del cable.
Entendí, demasiado tarde, que lo que me fascinaba de él era su potencia y su capacidad destructiva. Su hambre vertiginoso, su amor por el fuego.
Él destruía, con total displicencia, todo lo que para el resto del mundo era sagrado.
Muy poco tiempo después, lo perdimos en Amigdalatrópolis.
Cambió mucho, muy rápido. Lo más rápido que le permitía su propia velocidad. Se radicalizó.
Cortamos vínculo y dejé de seguirlo en las redes.
Sé que ahora trabaja arreglando computadoras.
No quisiera enterarme nunca qué hay adentro de la suya.
Capítulo 13
Eye on the TV, ‘cause tragedy thrills me
Whatever flavor it happens to be like
Killed by the husband, drowned by the ocean
Shot by his own son, she used the poison in his tea
Then kissed him goodbye, that’s my kind of story
It’s no fun ‘til someone dies.
Don’t look at me like I am a monster
Frown out your one face, but with the other
Stare like a junkie into the TV
Stare like a zombie while the mother holds her child
Watches him die, hands to the sky, crying
“Why, oh, why?”
‘Cause I need to watch things die
From a distance
Vicariously, I live while the whole world dies
You all need it too, don’t lie.
Why can’t we just admit it?
Why can’t we just admit it?
We won’t give pause until the blood is flowin’
Neither the brave nor bold
Nor brightest of stories told
We won’t give pause until the blood is flowin’
Blood like rain come down
Drum on grave and ground
Part vampire, part warrior
Carnivore and voyeur
Stare at the transmittal
Sing to the death rattle
Capítulo 15
De vuelta, el asco de poder haber sido yo.
Pero no soy yo. Ya soy otra cosa.
Esquivé el wormhole.
Entonces el asco de que mis amigos pudieran haber sido esto.
Y el miedo de sospechar, apenas por un instante, que puedan serlo, a mis espaldas.
No quiero pensar en esto.
No quiero pensar en esto.
Me levanto a fumar un cigarrillo en la ventana.
Pongo metal.
B.R. Yeager también es metalero. Tal vez se trata de querer conectarme de algún modo con él, su escritura, y su protagonista, /1404er/.
Suena Mastodon.
Nota mental: acaba de morir Brent Hinds, en un accidente en moto; es decir: acaba de morir Mastodon.“El de la ballena”, como le decimos. Leviathan. Se trata de un disco conceptual, basado en la obra de Herman Melville, Moby Dick.
El terror a veces es blanco: está en el cetáceo que persigue el capitán Ahab, está en la Virgen, está en la nieve de Longlegs.
Mónica Ojeda, escritora ecuatoriana, usa varios epígrafes para introducirnos a Mandíbula, su mejor novela.
Y el tinte de la piel de la figura tenía la perfecta blancura de la nieve.
Edgar Allan Poe
Era la blancura de la ballena lo que me horrorizaba por encima de todas las cosas. Herman Melville
…más allá se alzaba la cumbre blanca y fantasmal del monte del Terror, de diez mil novecientos pies de altura y ahora extinto como volcán.
H.P. Lovecraft
Aquí yace, con la blancura y la frialdad de la muerte.
Mary Shelley
En Amigdalatrópolis nada es blanco.
Se trata siempre de la noche.
Del negro de la montaña sobre el negro del cielo.
Final
Pienso en Herman Hessey en su Demian:
“El pájaro rompe el cascarón. El cascarón es el mundo. Quien quiera nacer, tiene que destruir un mundo. El pájaro vuela hacia Dios. El dios se llama Abraxas.”
Todo Amigdalatrópolis está ahí, en esa cita.
De un lado, la relación de /1404er/ con el mundo, el mundo de papel que hicimos entre todos y que a veces parece de mentira –nuestros trabajos, las facturas a pagar, decir “permiso” y “gracias”–; del otro, la relación de /1404er/ con su madre, el mundo de verdad, el del útero, es decir, el mundo de carne.
/1404er/ es entonces un pájaro.
Hay un cascarón que rompe.
¿Hacia qué dios vuela?
¿Hacia cuál vuelo yo?