El cine de nuestra mente

Por Javiera Pérez Salerno y Ezequiel Nacusse

28 junio, 2020

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De la mayoría de las experimentaciones cinematográficas de los años 60 no quedan registros en Internet. Salvo algunos casos excepcionales perdidos en YouTube, las obras permanecen inaccesibles para curiosos e investigadores, seguramente dormidas en los archivos de instituciones norteamericanas a las que los usuarios con cuentas de gmail no podemos acceder. Pero quedan los relatos. Más precisamente, los relatos que Jonas Mekas hace de todo eso que vio entre el 6 de febrero de 1964 y el 23 de junio de 1966 y que recogió con la forma de entradas íntimas en “Diario de cine”, sus artículos para Village Voice.

En esos textos, Mekas se llama a sí mismo “el único historiador del nuevo cine”. En 1970, junto a un grupo de realizadores, creó el Anthology Film Archive, el primer espacio dedicado al cine como obra de arte. Ya en aquella época veía la importancia de estos relatos efímeros. Por eso, es difícil imaginar una mirada más perceptiva sobre lo que pasaba en esa Nueva York efervescente, con pulso para la circulación de lo nuevo, que no temía abrir el ojo para dejar entrar toda clase de loops, glitches, cámaras en movimiento y para encontrar belleza en el material en crudo, en los relatos quebrados y deformes. Tendremos que creerle a nuestro querido Jonas. Hoy, sin las películas a mano, sus relatos funcionan como una guía sobre cómo detenernos a ver, como abrir eso que llama la “mirada expandida”.

Los nombres, lugares y eventos que desfilan por estas páginas (que podrán descargar al final de esta entrada) arman el mapa de la cultura alternativa de la época. Aparece, por ejemplo, Barbara Rubin, la primera en hacer una película porno a los ¡19! años. Artistas que conocemos bien como Allen Ginsberg, Burroughs o Andy Warhol, pero también realizadores que compartían la escena como Stan Brakhage, Naomi Levine, Ed Emshwiller o George Landow quien, en palabras de Mekas “ha creado la primera obra maestra del cine en loop”. También espacios como la Judson Church (que sería fundamental durante los años siguientes y hasta hoy en la historia de la danza y la escena) o el Johnson Theatre. Críticas sarcásticas a eventos como la Feria Mundial y una exaltación: “El cine recién está empezando. No vayan a Cannes a ver cine nuevo, vengan a Nueva York.”

Las películas que recorre en su diario pueden pensarse como un breakdown mental al cine mainstream de la época. Para Mekas, el cine experimental no es solamente trabajar con las formas, también es ir contra la narración, proponer experiencias, hacer sentir. Tanto en sus escritos como en sus películas, la noción de “experiencia” está tan ligada al arte y es tan vital, que los límites entre obra y vida se borronean. Forman juntas una misma actitud. Y en la idea del cine expandido, encuentra una nueva noción para percibir el mundo. El nuevo cine necesita un público que acepte incomodarse, abrir la mirada y estar disponible para ese hackeo de las formas conocidas. Un cine que propone ya no seguir la trama sino la propia percepción, el lenguaje de los sueños, de las visiones, el cine de nuestra mente.

En su última película, Mekas pensó su vida en retrospectiva como una serie de imágenes ordenadas por el azar. La llamó As I was moving ahead occasionally I saw brief glimpses of beauty [Mientras caminaba vi ocasionalmente breves destellos de belleza]. Las piezas que acompañan esta entrada podrían ser algunos de esos “pequeños destellos de belleza”, imágenes de un paraíso hecho de errores, de fallas en el sistema. El arte es, para Mekas, una experiencia que trasciende la normalidad y, en ese sentido, el nuevo cine produce un glitch mental que transforma la visión. Y ¿por qué? Porque la normalidad aquieta, adormece, aburre.

Las películas que recorre en su diario pueden pensarse como un breakdown mental al cine mainstream de la época. Para Mekas, el cine experimental no es solamente trabajar con las formas, también es ir contra la narración, proponer experiencias, hacer sentir. Tanto en sus escritos como en sus películas, la noción de “experiencia” está tan ligada al arte y es tan vital, que los límites entre obra y vida se borronean. Forman juntas una misma actitud. Y en la idea del cine expandido, encuentra una nueva noción para percibir el mundo.

En 2007, frente a las cámaras de los paparazzi, la estrella del pop Britney Spears se afeitó la cabeza, salió de la peluquería en la que estaba y destrozó los vidrios del coche de un fotógrafo. Las tapas de los periódicos del mundo hablaron del colapso nervioso de la princesita del pop, que tenía entonces apenas 25 años. Al día siguiente, en un vídeo casero de unos minutos, Jonas Mekas comentó el episodio. Lejos de interpretar ese colapso con un signo negativo o como la caída de una estrella, sus palabras pusieron en juego años de convicción poética: no existe un arte posible sin un nervous breakdown. El glitch del sistema nervioso rompe con las convenciones sociales y abre la posibilidad de una percepción nueva. Lo supo Mekas cuando dijo “vamos todos a afeitarnos las cabezas” y lo supo Britney que, después de diez años de silencio, dijo: “No quería que nadie tocara mi cabeza. Mi vida estaba controlada por demasiada gente”.

En sus relatos sobre el nuevo cine de los 60, Mekas ve modos de hackear el control, de expandir el ojo tanto en la forma que tiene el artista de crear, de hacer, como en la manera que tenemos de ver. Encontrar arte en otros lados, incluso en la presencia del empalme de la cinta en el montaje, en los bordes quemados del fílmico, incluso más allá del film concreto: el blanco de la diapositiva vacía puede ser una iluminación.

En estos tiempos de confinamiento, en el que nos acostumbramos a la dictadura de la conexión débil, a la imagen pixelada del otro en las videollamadas, quizá sea bueno revisar lo que propone Mekas, abrirnos a la posibilidad del  breakdown y escapar del control hacia nuevas formas de belleza.

ALGUNOS FILMS MENCIONADOS POR MEKAS QUE SÍ PUEDEN RASTREARSE EN INTERNET

Dog Star Man,  de Stan Brakhage (1964)

“En Dog Star Man, Brakhage prescinde incluso del cuadro. Introduce fragmentos de película color en medio de un fotograma en blanco y negro, sus encuadres se convierten en mosaicos”.

Mothlight, Stan Brakhage (1963)

“Brakhage hizo Moonlight sin siquiera usar una cámara. Simplemente pegó alas de polillas y pétalos de flores sobre película transparente, y la pasó por la impresora”.

Film in which there appear edge lettering sprocket holes, dirt particles, etc, Owen Land (1966)

Mekas sobre el cine de Owen Land: “El loop cinematográfico es un formato en el que lo superfluo se vuelve intolerable. Pase lo que pase en la pantalla, incluido el pegamento del empalme, debe verse y sentirse como una parte del todo”.

Screen test, Andy Warhol (1964-1966)

“Warhol ha ingresado en tierra de nadie. Sus dos últimos trabajos,  Paul Swan y Edith Sedfwick (que usa proyecciones a dos pantallas) son a mi criterio lo mejor que produjo el nuevo cine que yo haya visto aquí o en cualquier parte. Son básicamente retratos. Puede que Warhol sea el mejor retratista vivo”.

Quixote,  Bruce Baillie (1965)

“Otra película imperdible es Quixote, su trabajo más hermoso hasta la fecha, este viernes y sábado en Cinematheque.”

BONUS TRACK: 

Jonas Mekas on Britney Spears shaving her head (2007)

“Los breakdowns son muy necesarios. No confío en los artistas que nunca tuvieron uno. Creo que jamás me van a gustar. No son buenos, son cuadrados”.

Descargá “Sobre el cine expandido”, incluido en Cuaderno de los sesenta. Escritos 1958-2010 (Caja Negra, 2017)

Jonas Mekas(Lituania, 1922 – EEUU, 2019) Fue además de poeta, uno de los máximos exponentes del cine experimental norteamericano y del New American Cinema Group, movimiento contracultural que surgió en Nueva York durante los sesenta como alternativa al cine de Hollywood. Desde la revista Film Culture sentó las bases estéticas para esta nueva vanguardia que contaba entre sus filas con John Cassavetes, Robert Frank y Andy Warhol. Como realizador, fue principalmente conocido por sus películas-diario, como Walden (1969), Lost, Lost, Lost (1975), Reminiscences of a Journey to Lithuania (1972). Su último film es Outtakes from the Life of a Happy Man (2013). En Caja Negra publicó el diario de su exilio, Ningún lugar adonde ir (2008), y su selección de escritos, Cuaderno de los sesenta (2017).