El policía está en la cabeza

Por Bárbara Hang y Agustina Muñoz

10 abril, 2020

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Crédito de la imagen: Silvio Lang

¿Qué concedemos ante el miedo? ¿Qué buscamos obtener y qué obtenemos realmente en estos tiempos de excepcionalidad? El confinamiento, el cierre de fronteras, la presencia policial en las calles, el miedo y la paranoia que se propagan en las redes sociales y en los medios de comunicación, las restricciones a las libertades individuales, los himnos nacionales sonando en altoparlantes, son todos efectos de las políticas de cuidado colectivo que por ahora se presentan como las únicas posibles. El cuerpo individual y el cuerpo colectivo son los territorios sobre el que se despliega este laboratorio social y no podemos dejar de preguntarnos qué nos dejará esto en el futuro.

En el texto que compartimos a continuación, incluido en el libro El tiempo es lo único que tenemos. Actualidad de las artes performativas (Caja Negra, 2019)André Lepecki emplea el concepto de “coreopolicía” para referirse a los sistemas de control en los que estamos inmersxs diariamente y que se exacerban en momentos de crisis: aparatos que sugieren protegernos y que incluso velan por nuestra libertad a futuro, restringiendo de a poco lo que podemos ver, palpar, sentir, compartir y respirar.

Fragmento de un collage de Waldeman Strempler.

En este estado de excepción, la vigilancia mutua aflora y se instala mucho más rápido de lo que querríamos suponer. Por eso, la consigna que difundió la investigadora feminista Verónica Gago en los últimos días nos alerta y recuerda que “cuidarse no es yutearse”. La pregunta surge cada vez que un país, un pueblo, una comunidad pierde su libertad de acción y pensamiento: cómo podemos construir otras posibilidades de vivir y estar juntxs, incluso cuando no podemos reunirnos, tocarnos, olernos.

En este texto anterior, pero que hoy ofrece nuevas lecturas, Lepecki propone realinear el movimiento, la subjetividad y los afectos a través de la imaginación colectiva y la imaginación especulativa; que al redefinir las condiciones y los regímenes bajo los que trabajamos coreográficamente, revelemos otros modos alternativos de existir, alejados del adiestramiento, la creatividad utilitaria y el control. No se refiere a  la imaginación estética y romántica, sino a la imaginación política y operativa, capaz de generar nuevas narraciones que abran nuevas posibilidades de pensar y sentir el presente y moldear el futuro.

Lepecki une la imaginación a la idea de oscuridad, a lo que no se puede ver o es -aún- invisible. La negación de la luz opera resistiendo el estado de permanente iluminación inseparable del intercambio y la circulación que caracterizan al capitalismo. “La luz es hegemónica, de modo de que nada de lo que importa pueda ser realmente visto”, dice. Entonces la imaginación se vuelve central en obras performativas críticas al poder contemporáneo, que organiza la vida de forma tal que el control es justificado “como si este fuera el modo en que la vida debería ser”.  

Compartimos el texto “Las políticas de la imaginación especulativa en la coreografía contemporánea” de André Lepecki y una serie de videos, audios e imágenes que aparecen mencionados allí.

Descargá “Las políticas de la imaginación especulativa en la coreografía contemporánea”

Capítulo por André Lepecki incluido en El tiempo es lo único que tenemos

VIDEOS, IMÁGENES, TEXTOS Y SONIDOS SELECCIONADOS POR BÁRBARA HANG Y AGUSTINA MUÑOZ

Nada. Vamos ver (2009), Gustavo Ciríaco

Esta obra cuestiona el lugar del público y del artista. Se modifica el espacio de la audiencia y se reflexiona sobre los protocolos de comportamiento dentro del espacio de presentación artística.​

Nada. Ello dirá, Francisco de Goya

Nada. Ello dirá, Francisco de Goya, 1814 – 1815. Aguada, Aguafuerte, Aguatinta, Bruñidor, Punta seca sobre papel avitelado, ahuesado, 155 x 201 mm. No expuesto. Museo del Prado

En el texto que compartimos, Lepecki habla sobre este cuadro que es el punto de partida para la obra Nada. Vamos ver de Gustavo Ciríaco. Se trata, de un boceto de la pintura con el mismo nombre. En el boceto aparece un detalle que no está en la pintura: el cadáver tiene una hoja en la que se lee “nada”. Muchas lecturas se hicieron sobre este texto. ¿El cadáver estuvo en la muerte y vuelve para decirnos que más allá de esta vida no hay nada? ¿No hay nada que ver, nada que oír, o más bien no hay nada que decir?

Dice Ciríaco sobre la obra: “En el cuadro Nada. Ello dirá, donde un cadáver escribe la palabra “nada” en una tabla, el pintor español Goya alude a la expectativa de muerte, la evasión del mundo material y la ausencia de lo divino, a un vacío al que todas las personas parecían estar destinadas. Un mundo sin Dios, sin más allá.”

“¿Qué hubiese pasado si uno de los primeros posmodernos de Judson Church hubiese ido a bailar a la escena de ‘voguing ballroom’ en Harlem?”

Esta es la pregunta que dispara la obra de Trajal Harrell “Judson Church is Ringing in Harlem (Made-to-Measure) / Twenty looks of Paris Is Burning at the Judson Church”.

Paris Is Burning (1990), Jennie Livingston

Filmado en la segunda mitad de los años 80, el documental relata la cultura del baile en la ciudad de Nueva York y a las comunidades que participan de ella: LGBTQ, transgénero, latinxs y afroamericanxs, todxs ellos muchas veces envueltxs en el riesgo de exclusión social y la pobreza.

Ciclo Talking Dance: Yvonne Rainer and Sally Banes (2001)

Entrevista de la historiadora y crítica de danza Sally Banes a la coreógrafa Yvonne Rainer, uno de los hitos del Judson Dance Theater Group. Juntas revisitan la historia de Judson Church.

Speculations (2011), Mette Ingvartsen

La imaginación, la especulación y la descripción, tres modos de dirigirse con cargas diferentes, se utilizan en esta obra para desarrollar ideas frente a una audiencia. El espectador no participa directamente en la performance, pero nunca deja de desempeñar un papel activo en el encuentro. Las ideas sobre la naturaleza artificial, las construcciones catastróficas y la autonomía de los objetos se procesan a través de la conversación, los gestos y el movimiento. El discurso y las acciones físicas tienen el mismo valor, mientras se utilizan para materializar una performance virtual dentro de la mente del espectador.

Teatro del oprimido, Augusto Boal

Boal creó el Teatro del Oprimido a comienzos de los años 60, en claro vínculo con el particular contexto histórico y político, y con la idea de subvertir las convenciones que regían la representación escénica. Sus técnicas quiebran todo presupuesto, convirtiendo al teatro en un ensayo para la realidad y al escenario en un espacio en el que actor y espectador se desdibujan.

This Variation, Tino Sehgal

En This Variation, los visitantes entran en una sala completamente oscura. Allí, un gran grupo de performers crea un paisaje cambiante y asombrosamente sensual, dirigiendo la atención a través del sonido, el habla y el canto. En el proceso, los sentidos se agudizan y el límite entre espectadores e intérpretes se desvanece.

No Title (2014), Mette Edvardsen

Dice Edvardsen: “Se trata de la brecha entre el mundo y nuestras ideas sobre él, entre el pensamiento y la experiencia, entre el aquí y el allá. Es una escritura que traza y borra, que se mueve y se detiene, que mira las cosas que no están y recupera lo que permanece”.

*El título de esta entrada, “La policía está en la cabeza”, es una frase pronunciada por Augusto Boal.