UN TOPY RIOPLANTENSE. CONVERSACIÓN CON JULIAN MOGUILLANSKY Y NAKH AB RA

UN TOPY RIOPLANTENSE. CONVERSACIÓN CON JULIAN MOGUILLANSKY Y NAKH AB RA

Por Julián Moguillansky, naKh ab Ra, Ezequiel Fanego y Alfredo Aracil. 

En la biogénesis de las mil y una caras del subsuelo porteño, Julian Moguillansky y naKh ab Ra viven convencidos de que el paraíso existe realmente y que puede ser alcanzado. Charlar con ellos es recorrer varias décadas de cultos, subculturas visionistas locales y tecnologías para kosmificar cuerpo y mente. Con motivo de la publicación de La Biblia Psíquika los invitamos a compartir con nosotrxs experiencias místicas y sabiduría profana. Una conversación que planeamos continúe, muy pronto, de forma presencial y ceremonial. 

Más noticias en la siguiente transmisión.

Parafraseando a Cortazar y su pregunta por una posible genealogía de lo gótico… ¿Existe un TOPY del Río de la Plata? 

Julian Moguillansky: Si uno tiene que preguntarse si hoy en día existe como organización activa, la respuesta es que no. TOPY (Thee Temple Ov Psychick Youth), a nivel internacional, fue una organización de vínculos muy fuertes, de grandes amistades. Podría decirse que funcionó casi como una familia donde todos conocen a todos. La principal forma de comunicación siempre fue el arte por correo. Esos vínculos no han desaparecido en absoluto. No es una rareza recibir por correo, y sin ningún aviso previo, algún objeto, algún libro, alguna cosa azarosa y muchas veces sorprendente enviada por alguien de esa familia de amistades.

¿Cómo fue el contacto directo con Genesis P. Orridge? 

Julián: Supongo que la pregunta es por contactos directos y no por el contacto con su arte. La primera vez que vi a Genesis fue a mediados de los 90. Me estaba hospedando una amiga de TOPY en New York. Cierta noche que tenía una cita con alguien, buscó algo que yo pudiera hacer. Con un par de llamados descubrió que Michael Gira (fundamentalmente conocido por ser cantante de Swans) tocaba con su banda paralela Angels of Light en un bar muy pequeño del Bronx. Mi amiga tenía buena relación con Gen, de modo que había hablado antes con él y me dijo “va a estar muy bueno, si no tuviera mi cita iría. Gen va a ir”. De entrada, me sorprendió el tamaño del recital. Era para unas 60 personas. Ni siquiera había entrada, solamente se pagaba la consumición. Y allí estaba Michael Gira en el escenario junto a sus Angels of Light. Entre el público había un trío muy llamativo formado por Genesis P-Orridge, su pareja Lady Jaye y Kid Kongo Powers (conocido por ser uno de los fundadores de The Gun Club, y haber sido músico de The Cramps y Nick Cave & the Bad Seeds). Simplemente me acerqué a ellos y nos pusimos a hablar. Estaban muy sorprendidos que alguien de Argentina supiera que existían. Un poco sorprendidos, un poco divertidos. Hacían bromas acerca de que ahora eran “internacionalmente famosos”. En algún momento Genesis y Kid Kongo Powers cantan en dueto para mí una sección de “Don´t cry for me Argentina” del musical Evita. En ese momento conocí a un Genesis que era parte de una cultura underground de músicos de New York, en un grupo de músicos que hacían recitales diminutos para otros músicos, donde todos se conocían con todos. 

Mi segundo encuentro con Genesis fue hacia el 2002. Esta vez no fue cara a cara, sino por e-mail. Yo estaba haciendo (junto a Mor Navón) un cortometraje sobre Austin Osman Spare, un pintor brujo que vivió entre fines del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Él fue la gran influencia teórica de TOPY. Yo quería que algo de Genesis estuviese en ese cortometraje, aunque el músico principal era un escritor inglés que había hecho una hermosa biografía de Austin Spare, Gavin Semple. Hablé con él por e-mail y le propuse algunas ideas. Genesis estaba muy entusiasmado con que existiera un cortometraje sobre Austin Spare. Jamás se había filmado nada sobre él. De modo que aceptó que distintos fragmentos de tres canciones fuesen parte de la banda sonora. En ese momento recuerdo que Genesis firmaba sus mails con un seudónimo propio de la tradición Sufí: “Djinn” (y a veces “Djinn 23”). Envié un VHS del cortometraje a Genesis por correo. Necesitaba dar su aprobación antes de ser lanzado de forma oficial. Le gustó mucho y envió un e-mail con su aprobación para el uso de su música. Comentó que sentía que el cortometraje ese era un verdadero “hijo de TOPY”. 

Mi tercer encuentro con Genesis fue en el 2014, en el marco del Festival Celestial en Chile. Genesis daba una conferencia de tono bastante biográfico, los organizadores querían el cortometraje de Spare como uno de los videos previos a la conferencia, de modo que viajé a Chile y volví a ver a Genesis. Esta vez, en su versión pandrógina. Se veía el paso de los años, no estaba bien de salud. Ese tercer encuentro tuvo cierto clima celebratorio, pero también un  aire de despedida.

¿Qué influencia ejerció TOPY y sus tentáculos sobre el ecosistema de cultos, tribus y ritos post-situacionistas del Buenos Aires de los años noventa? 

Julián: No creo que esto pueda ser contestado sin algunos recorridos previos. Argentina sale de la dictadura en 1983 y, creo esto es algo que ha pasado en casi todo país que sale de una dictadura, la primera reacción del underground es bastante violenta, disruptiva, va al choque. Los 80 es la época de las bandas punk, de los shows de la Organización Negra, los orígenes de Cemento, bandadas de skaters que deambulaban a toda velocidad, Sumo, Batato, Todos Tus Muertos. Para los 90, todo se vuelve un tanto más festivo, más fluorescente

Hay que entender que TOPY nace en Inglaterra y se replica en EEUU: dos países que para los 80 tienen una cantidad de organizaciones muy bien establecidas. Me refiero a organizaciones como Ordo Templi Orientis, Golden Dawn, la Sociedad Teosófica, círculos de Wicca, etc. En Argentina todo eso comienza a establecerse en los 90. En realidad, TOPY es una reacción a ello, no en el sentido de un rechazo, pero era el hijo rebelde de esas organizaciones. 

La Argentina de los 90 no estaba preparada para TOPY, el “hijo rebelde”. Era demasiado, a duras penas estaba naciendo aquí su “madre”. Hacia 1996 comencé a hacer dos páginas web con medios primitivos propios de la época y sin gran conocimiento de diseño. Una era la web de TOPY en español, donde aparecieron las primeras traducciones de materiales de TOPY en castellano, la segunda se llamaba “Kiaosfera” y tenía traducciones de textos de Austin Osman Spare. Ambas páginas solían recibir muchos mails. Claramente mucha gente las leía, pero eso no significaba que se unieran a TOPY. Era demasiado raro, demasiado transgresor, producía una mezcla de curiosidad y pánico. Existía alguna gente que tomaba ideas, pero las llevaba a otros sitios; algunos de buena forma, otros con desenlaces bastante trágicos. 

El único evento oficial de TOPY en Argentina tuvo lugar en la Estación Alógena a comienzos de la década de los 2000. Fue la presentación de una Dream Machine y luego repartíamos de forma gratuita un folleto de TOPY traducido al castellano que enseñaba a fabricarla. Ese evento sí tuvo sus “hijos”, pues luego aparecieron en Buenos Aires algunas Dream Machines más.  Caja Negra edita La Biblia Psíquika en el 2021, yo creo que hacían falta esas dos décadas para que Argentina pueda digerir algo así. En los 90 era algo que aún daba resquemor, dudas, miedos, no parecía sensato. Buenos Aires era una fiesta, pero con guardias de seguridad. 

naKh ab Ra:  No puedo estar más de acuerdo con la visión de Julián respecto a TOPY y Buenos Aires y los tiempos que cada entorno requiere para empalmar según acciones y asunciones concretas. El detalle que me concierne en esta cuestión tentacular lo acaba de señalar Julián, refiriéndose al evento TOPY en la Escuela Alógena en 2002;  desde él se abren otros eventos y experiencias interesantes para este paneo. Cabría comentar cómo llegamos a esa confluencia con Julián y el Templo, y por lo tanto con la Dream Machine craneada por Brion Gysin y tomada por TOPY casi como un arma —me animaría a decir—, y luego una máquina tan importante para las performances del Frente Dionisíaco Pira, el clan perfórmata que con Julián compartimos, y que también surgiera de amistades entre poetas y artistas de ese entonces porteño que, como bien sugerís, se parecía a un hermoso pulpo o más bien a un “kraken”. 

En esa suerte de pre-Alógena que pendulaba lenta o veloz, y en la Estación Orbital Alógena que surge de 2002 en adelante, se iba notando un agenciamiento afín al tipo de mezclas que TOPY y P-Orridge venían aportando desde hacía lustros: performance informal, música industrial / noise / no-wave, más adelante electrónica, una magia descastada, revistas (fanzines), acciones colectivas o directamente fiestas, todo en un haz conjuntivo de mestizaje y trans, más una suerte de acción pedagógica concomitante, desde ya anormal, vía publicaciones, libros y luego a través de internet, que me atrevería a decir que era una docencia extitucional, como la que proponíamos —con sus obvias diferencias— en la Escuela Alógena, a través del Grupo de Investigación de los 8 Minicerebros, el Novísimo Instituto de Altos Estudios Patafísicos de Buenos Aires o las primeras lecturas brujas de Deleuze en cursos del año 2003 en adelante. 

Ahondando en la cuestión de ese momento, en que al menos desde la EOA percibíamos y activábamos cierta ola, durante el lustro 98-03 a más de uno esta coalescencia nos estalla en las manos, y seguramente en todo el Buenos Aires trans-alternativo de ese momento, en lo que refiere al tipo de confluencia que se venía dando entre el haz que recién apuntaba: poesía, filosofía, docencia anescolar, sellos indies, efímeras comunidades autónomas, fiestas electrónicas y hermetismos vagos o precisos (magia y brujería, con o sin Órdenes), y exploraciones enteogénicas grupales, incluso facilitadas por unas páginas online que empezaban a vender plantas, cactus y hongos a través de envíos —cabe recordar la excelente Cahuindencul, luego miserablemente perseguida—, más la reciente cultura rave que transmitía una fibra de la psicodelia del rock desde el house. Esto, increíblemente, lo llevaba todo implícito y explícito Genesis y TOPY y otros más, si bien ellos de una manera irrepetible, de largas insistencias globales a través de una red muy física. Pero en la escala local es cierto que la referencia directa era reducida, parecían ser el lado B del lado B… De hecho la mayor parte de los artistas y escritores que asistían a la Alógena no conocían el TOPY ni a P-Orridge, por lo cual aquél evento de 2002 fue todo un descubrimiento: de golpe unas setenta personas se estaban enterando de muchas cosas en una sola noche y además probando la Máquina de los Sueños… 

Julián y Genesis en  el Festival Celestial en Chile (2014)

Sería diciembre de aquel año, tres meses después de la inauguración de la Alógena, y tras algunos encuentros con Julián, desembocamos, sin dudarlo media hora, en lo que hasta hoy es el único evento TOPY que tuvo lugar por estos lares. Fue además la ocasión de presentar y probar en público la Dream Machine (¡Pablo Dreizik afirmó haber visto a Cristo!) y proveer un breve folleto con las instrucciones para su construcción según los planos dispuestos por el Templo, desde aquellos otros de Brion Gysin. Julián resalta el influjo de Austin Osman Spare sobre TOPY y está este otro influjo determinante: Gysin-Burroughs, que se detecta enseguida desde sus textos mismos. Se podría ver como parte de la usual transmisión beatnik hacia la (contra) cultura rock, pero esta vez desde un elemento muy concreto y a la vez con efectuaciones “psíquicas”, mágicas… Aquél encuentro de tribus asombroso, que junta faunas hasta ese momento no mezcladas en la ciudad, sucede esa noche en cuestión de seis horas, en aquella Escuela Alógena ubicada en la esquina de Serrano y el pasaje Cabrer. Y de allí en más todas las performances del Frente Dionisíaco contaron con dos o más DreaMas, suceso también singular para el “Arte Performativo” al que estábamos acostumbrados, que tan poco tenía que ver con la visionariedad maquínica liberada al socius. En este sentido había dos modalidades consensuadas que perdían relevancia: la performance trágica de mímesis “psiquiátrica”, así como aquellas otras de tipo conceptual, que curiosamente mantenían ambas la polarización inamovible del “público”… Brion Gysin y P-Orridge, vía TOPY, arrimaron y multiplicaron un arma única. Aunque la DreaMa es apenas la primera fase del arma, ya que las otras se desarrollan en quien la contempla y a la vez en los desencadenamientos en los que entra con quienes la contemplan al unísono, en una misma situación. Creo que al menos una microzona de Buenos Aires habrá ido captando, desde entonces, que tales contagios abrían un territorio nuevo y tangible. Y eso tenía TOPY: la tangibilidad de sus propuestas y su capacidad de extenderlas por vías inusuales, como la Dream Machine, el arte correo y la magia de los sígiles. Y ahora me pregunto (y les pregunto) cómo se empezó a gestar en Caja Negra la idea de editar este libro, ¿había en ustedes una experiencia con el TOPY, P-Orridge y Psychic TV a través de lecturas, amistades, escuchas? ¿Y España?

Ezequiel Fanego: La idea de publicar este libro en Caja Negra surge desde sus inicios, allá por 2005. Es bastante particular esto que se nos da con algunos proyectos, que constituyeron la semilla de la editorial pero que se materializado mucho tiempo después, en otros contextos y ya con otras resonancias (por lo general más propicios). Nuestros conocimiento de TOPY llegó por la música, confirmando una vez más la gran eficacia de esa estrategia de origen sesentero de utilizar los canales de la cultura pop para diseminar contenidos esotéricos. Por ese entonces (tempranos 2000) la comunidad de amistades de la que éramos parte, y que luego devino Caja Negra, estaba muy atravesada por el postpunk y nos generaba un particular interés aquellas experiencias que cruzaban la música con un discurso político/teórico. Nosotros veníamos de ciertos espacios de militancia anarquista y teníamos un pie adentro y otro afuera de la academia, por lo que nos resultaban muy inspiradoras búsquedas como las de Throbbing Gristle, Einstürzende Neubauten, Scritti Politti, The Fall,  Magazine,  etc., que habían logrado canalizar esos intereses  intelectuales en entornos para-institucionales y estéticos. Caja Negra un poco se inspiró en esos proyectos más que en otras editoriales (en bandas, sellos, fanzines), a la hora de constituirse como una opción de vida para nosotrxs. Y bueno, TOPY reunía todos esos ingredientes de una manera muy inspiradora. Pasaron muchos años luego, marchas y contramarchas, contactos iniciados y abandonados con Genesis y su entorno, hasta que al fin pudimos publicarlo en el mes de nuestro 15vo aniversario.

Alfredo Aracil: No sé si mi caso particular es extrapolable a lo “español”. Si bien en Madrid y Barcelona siempre circuló la información, en la lejana Asturias, donde yo crecí, la cosa era bien distinta. Mi formación estética y política giró en torno al movimiento mod/sixties. Muy joven me convertí en comprador compulsivo de discos y miembro del partido de la noche. De esa época data mi primer contacto con la psicodelia y la contracultura. Cerca de la mayoría de edad, coincidiendo con las primeras comunidades para descargar de Internet, compartir música y socializar gustos, se ampliaron mis intereses. Entré en contacto con personas próximas al hardcore/noise/post punk. Fue entonces, por medio de Marían Garrido, una amiga que todavía conservo, muy cercana al universo TOPY, que escuché hablar de Throbbing Gristle. Pasaron varios días hasta que conseguí ubicar algo de su material. La siguiente viñeta de esta historia ya es en Madrid, época 2003-2005. Otro amigo, después de una noche excesiva, me llevó a su casa. La invitación era a pasar la mañana escuchando una caja de los directos Throbbing Gristle. Ahí empecé a interesarme fuerte por P. Orridge y sus planes para desencajar la realidad. Fueron más amigos los que me ayudaron a seguir la pista. Hice verdaderos esfuerzos por leer en inglés algo que hiciera sentido en todo este mundo de delirios productivos. No podía creer que hubiesen pasado por la televisión pública española en los ochenta. Paloma Chamorro, la conductora de La edad de oro, entrevista a Vagina Dentata Organ, Derek Jarman y Genesis, quien sostiene a Caresse, en sus rodillas. Escucharle hablar de esperanza, magia y sueños terminó de maquinar la conexión entre las bandas de psicodelia y el malestar de mi adolescencia en las ruinas del movimiento obrero con la potencia somática y visionaria de la cultura techno, que estaba por aquel entonces empezando a conocer…

“El único evento oficial de TOPY en Argentina tuvo lugar en la Estación Alógena a comienzos de la década de los 2000. Fue la presentación de una Dream Machine y luego repartíamos de forma gratuita un folleto de TOPY traducido al castellano que enseñaba a fabricarla. Ese evento sí tuvo sus “hijos”, pues luego aparecieron en Buenos Aires algunas Dream Machines más.  Caja Negra edita La Biblia Psíquika en el 2021, yo creo que hacían falta esas dos décadas para que Argentina pueda digerir algo así. En los 90 era algo que aún daba resquemor, dudas, miedos, no parecía sensato. Buenos Aires era una fiesta, pero con guardias de seguridad.” (Julián Moguillansky)

naKh ab Ra: ¡The Fall y Magazine y Howard Devoto, auuu! Me parece que se puede constatar algo entre lo que decís y lo que veníamos comentando, que pasa por los tiempos locales tan particulares de incubación, no sólo por los tiempos personales o grupales sino también por un contexto a veces expulsivo y vigilado que Julián mencionó y del que ya hablaba Néstor Perlongher hace tanto, incluso vigilado por intelectuales y artistas…

Acá me interesa dejar caer un mojón como el de Perlongher, precisamente, que por aquellos años –el período de las incubaciones del cambio de milenio que venimos hablando– generaba parecidas resistencias y desconfianzas, en lo que hace a la fase extática de su obra, desconfianzas parecidas a las que presentaban todas estas corrientes mestizas, mixturadas, en cuanto para-institucionales, extitucionales y aneditoriales (de allí que Caja Negra tuviera que brotar): brujería, éxtasis, experiencias enteogénicas y poesía, anarquismos situados, fiestas no recreativas sino directamente perfórmatas, docencias extra-cátedras, experiencias patafísicas, psicoanautas, etc. Esto no era un simple “aire de época”. Era una lucha de época, en un sentido bien tangible y no “militante”, en donde Eros actuaba. Había que poder instalarla, había que poder hacer una instalación de Eso. Bueno: Perlongher era y es otro aliado de esa instalación, cuando ya desde Hule pocos lo toleraban, menos aún desde Aguas Aéreas, ya que era mucha cosa: visionariedad + Eros + poesía… Participamos y co-laboramos desde el mismo frenesí perlongheriano, creo, pero sobre todo en su momento de torsión brasilero-amazónica.

Estación Orbital Alógena + Frente Dionisíaco Pira [Buenos Aires, MAMBA, 2015].

 

Aquí el mapa se dilata. En ese mismo puñado de años algo milenaristas [97 – 005, por agrandar la panorámica], Buenos Aires se llena de clubes, de cuevas, de locales, de hoteles indies [recuerdo ahora el Pop Hotel, en San Telmo, con sus infinitos eventos en subsuelo y terraza y por el medio también], espacios en los que la fauna trans-alternativa, muy diversa, se encontraba y reencontraba de una manera que podía resonar con el Buenos Aires beat-pop de fines de los 60, que bien podría ser, como señalabas Ezequiel, la más directa cadena de transmisión de la efervescencia de la que hablamos. Junto a la lectura y subrayado de este Perlongher de los desplantes visionarios, en base a su ingesta de la liana amazónica dentro de la Iglesia del Santo Daime, aparecían los primeros grupos de consumo grupal de la liana sagrada, el ayahuasca, cosa que hoy es tan frecuente, por aquél entonces recién se iniciaba, y no pasaba una fiesta, un evento, sin que alguien comentara de esta o aquella toma en tal o cual casa en el fin de semana [“Fin de semana salvaje”, cantaban Los Brujos]. No por nada había surgido un poco antes un libro de la poeta Bárbara Belloc titulado Tribus porteñas: ahí parecía haber algo por descubrir y describir…

“Creo que al menos una microzona de Buenos Aires habrá ido captando, desde entonces, que tales contagios abrían un territorio nuevo y tangible. Y eso tenía TOPY: la tangibilidad de sus propuestas y su capacidad de extenderlas por vías inusuales, como la Dream Machine, el arte correo y la magia de los sígiles. ” (naKh ab Ra)

Una vez más: ¿estaban P-Orridge y TOPY en esa escena como inspiradores fundamentales? Difícilmente, pero buena parte de los elementos que ellos ponían en escena ya estaban presentes como caldo de cultivo desde otras secuencias. Por ejemplo: ¿existía el arte correo? Claro que sí, y desde hacía años, y de allí surge que hoy por hoy, Fernando García Delgado, en su espacio La Barraca Vorticista, cuente con arte correo de Genesis P-Orridge. ¿Existía la magia de fuentes anglosajonas, fueran las que fueran? Efectivamente: la primera traductora de Aleister Crowley en la Argentina, a partir de su traducción del Libro 4 del mago decadentista, y maga ella misma, desde hacía años formaba candidatos en la tradición mágica thelémica, en su casa. Así como la Orden Hermética de la Aurora Dorada se instala en el barrio de Caballito. Además existía la página web de Julián, ya mencionada por él, Kiaosfera, genuina introducción (y labor de traducción) de trabajos de Austin Osman Spare y de otros referidos a la Magia del Caos y TOPY. ¿Existía la performance informal, no aquella mimada por la alcurnia del Arte? En lo que a nosotros respecta surge a partir de PIRA, en el año 2000, luego transfigurado en el Frente Dionisíaco Pira. ¿Existía un lugar o una serie de espacios a los que concurrir para contagiar(se) todo esto? Muchos y variados y sobre todo no “adscriptos”, porque se trataba de una efervescencia informe y polimorfa a la vez, que no cabría etiquetar hacia tal o cual influencia decisiva. Y había librerías, ya no tipo Kier por supuesto, en las cuales agenciarse libros referidos a este submundo esotérico y cambiar data, contactar practicantes expertos o novicios, como era la librería Índice Mármol, dedicada al esoterismo de últimas generaciones y ediciones, al fondo de una galería en la Avenida Cabildo, así como en la mítica galería Bond Street, antro gótico durante años, en un local del subsuelo estaba (y está) la librería Rayo Rojo, con una vertiente más literaria, y un sinfín de disquerías acordes en muchas galerías similares de la ciudad. De hecho la cuestión pasaba por fundar un espacio concreto donde (al)usinar, donde encontrarse y accionar. Ahora, si algo actuara como diferencial del espacio que instalara la Alógena es que pudo ejercerse la docencia en todos esos campos non-sanctos. Y por fin: ¿existía algún medio impreso de tipo revista que reuniera estas fases? También existía, con una aparición apenas posterior a este germen milenarista: la curiosa publicación Ombligo 23, Códex Molecular, con evidentes marcas esotéricas, mezcladas como si nada con derivas filosóficas, artísticas y literarias, algunas de ellas venidas de TOPY y P-Orridge, por empezar a través del título mismo de la publicación… En fin, el etcéterakaos es muy vasto y ameritaría muchas conversas en vivo… que seguro vendrán pronto. 

Julián Moguillansky,  nacido en el planeta Tierra en 1976. Ha filmado, ha escrito, ha traducido, ha performeado, ha conocido a demasiados de aquella red llamada TOPY, ha participado de muchos festivales como organizador o como organizado, ha recopilado un inmenso archivo digital de artistas que trabajan en las vetas herméticas bajo el nombre de Salón Arcano, ha sido uno de los 3 impostores y editores (junto a Gabriel Naude y naKh ab Ra) del e-zine Ombligo 23, ha tenido muchos gatos, ha decidido no comer carne desde niño, ha ensamblado  la primera Dream Machine que giró en el Río de la Plata, ha sido generoso con conocidos y desconocidos, ha considerado que un CV no es pertinente en una entrevista sobre Thee Temple ov Psychick Youth.

naKh ab Ra, también ná Khar-Elliff-ce, naKhlah Khan, Khatarnak y Khabandar, Señoras del Arcoiris, naKaZahara, Ana Khab Ra, etc. –Algunas obras colectivas (instalaciones docentes y perfórmatas): Estación Orbital Alógena; Laboratorio Sintético Deleuziano; Casa Athanaton Soma; Frente Dionisíaco Pira;  Dr.Faustroll. —Algunos libros: Ovnipersia; Boingo-Bong; ZOOR; Documentos de la Escuela Nocturna; ¡Santas Incubaciones!; Universos-B; El Desconocido Ondulante (éstos aparecen en el invierno). —Algunos contactos: [email protected]  /  Delio Leopardo [FB]

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OFENSIVA SENSIBLE RECARGADA. ENTREVISTA A DIEGO SZTULWARK 

OFENSIVA SENSIBLE RECARGADA. ENTREVISTA A DIEGO SZTULWARK 

Por Ezequiel Fanego y Alfredo Aracil  

A un año de la publicación de La ofensiva sensible sorprende tomar conciencia de lo vertiginosos que fueron estos últimos meses: de la derrota en las urnas del macrismo y el inicio del estallido social en Chile a la pandemia, el fortalecimiento del discurso neofascista, el golpe y elecciones recientes en Bolivia y el plebiscito para cambiar la constitución de Pinochet. Hablamos con Diego Sztulwark para seguir de cerca las formas con las que se sigue expresando el reverso de lo político en latinoamérica.

Caja Negra: Una de las propuestas más estimulantes de La ofensiva sensible es la de efectuar una inversión de la perspectiva con la que abordamos las crisis: en lugar de profundizar los análisis sociológicos, tu libro hace un llamamiento a adoptar el punto de vista de la crisis y desde allí intentar una alianza con el síntoma que nos permita desplegar de los saberes en él contenidos. Hoy nos enfrentamos a una especie de saturación de la crisis. En el mundo, y muy particularmente en la Argentina, a las tensiones cada vez más límites del régimen extractivista/financiero vigente se le sumaron las propias de la gestión sanitaria de la pandemia. ¿Qué aspectos de esta encrucijada crees que se nos hacen visibles hoy a partir de adoptar la perspectiva que proponés en tu libro?

Diego Sztulwark: Hoy todo es crisis. Desconfío mucho de esta inflación de la verdad. Es cierto, hay crisis. Pero los discursos de la crisis se elaboran desde arriba. Y cuando eso sucede, la apelación a la crisis funciona como discurso de orden, de poder, de aseguramiento de la dominación en condiciones cada vez más precarias y violentas. Es todo lo contrario a la idea de asumir la crisis como premisa. Cuando los que mandan hablan de crisis lo hacen desde la perspectiva del orden. Y de un determinado orden específico. Ese que se suele llamar neoliberal. Hablan de crisis para bajar salarios, despedir gente, presionar por subsidios para las empresas y limitar los recursos destinados a financiar el bienestar social. La crisis es la excusa perfecta para imponer una cierta normalidad. El problema es que esa normalidad cada vez es menos consistente, menos abarcadora, menos creíble. La normalidad que se procura imponer vuelve a subordinar la reproducción social a las exigencias de la reproducción capitalista. Pero de un capitalismo cada vez más desesperado. Este discurso de la crisis desde arriba ha colonizado completamente el mundo político.

Mi impresión es que hay un reverso, un punto de vista muy diferente, que consiste en afirmar la crisis desde abajo. Algo que trabajamos con mucha profundidad en la época del 2001 con el Colectivo situaciones, y que veo más vigente que nunca. Se trata de asumir otro punto de partida, como condición de posibilidad de otra cosa. La crisis como punto de vista no extraña la vieja normalidad, sino que en todo caso quisiera crear una nueva, de una naturaleza completamente diferente. La crisis como premisa positiva equivale al rechazo del mando neoliberal. Y supone comprender que su pretensión de que la reproducción comunitaria pueda basarse en sus propias categorías es inconducente. Esta premisa está en la base de toda crítica, de toda génesis de una cultura diferente. En ese sentido, pienso que la escucha del sintoma se sitúa cada vez más en el centro de una política no neoliberal, si aceptamos que esa escucha implica una alianza con los malestares. La fenomenología de la crisis sólo se ha radicalizado desde que comenzó la pandemia. El malestar ha explotado, y todos nos dedicamos hace meses a los cuidados individuales y colectivos. La llamada nueva normalidad es inseparable de una precarización de la estructura social, del miedo al futuro, de una dualización aún más extrema entre el bienestar del encierro y el trabajo a la intemperie; de modos de vida cada día más dependientes de las ofertas de mercado y formas de vida que deben inventarse un mundo de cuidados como condición de existencia.

La coyuntura ha abierto una discusión sobre el fin. Pero, ¿del fin de qué estamos hablando? Mientras Hollywood lleva décadas especulando con un apocalipsis zombi, sucesos como los de Guernica suscitan otro tipo de imaginación. ¿Qué posibles se actualizan con las tomas de tierra?

 Mi único contacto con los zombis antes de la cuarentena había sido una participación muy menor en una película genial del colectivo Barrionuevo Tóxico, Estación Zombi, en donde pibas y pibes del conurbano son tratados como unos seres mutantes, más dinámicos y sensuales que aquellos que venimos del centro de la ciudad con discursos de inclusión social. Digamos que lxs pibxs zombis usan la boca para comerse a quienes usamos la boca para hablar. Una aguda crítica al progresismo de clase media urbana. 

Las películas y series norteamericanas sobre zombis las conocí en esta cuarentena. En ellas, una persona o un grupo de personas advierte que el orden humano se ha perdido y decide luchar por sobrevivir contra un mar de pseudohumanos  –cuerpo humano, cerebro aplastado– incontrolable. Es exactamente el inconsciente de una sociedad imperial que advierte que ha perdido su hegemonía planetaria y ve masas humanas ingobernables por doquier. Es sobre todo la decisión de aplicar dosis infinitas de violencia para hacer sobrevivir un modo de vida, en las condiciones que sean. Así imagina el fin el inconsciente colonizador. En su libro Autómata y caos, Franco Bifo Berardi da vueltas a este fin anunciando, el fin del cerebro de la raza blanca del norte y la llegada de lo oscuro del sur. Es preciso advertir que el fin de la hegemonía norteamericana emergida de su victoria de la guerra fría con el mundo socialista de la ex URSS no es el único fin imaginable, que podemos imaginar otros finales. Un autor de Caja Negra como Mark Fisher hablaba del “realismo capitalista” como la imposibilidad de asumir final alguno del mando del capital. Este es un razonamiento de tipo Eterno Retorno de Nietzsche: ¿cómo afirmar lo que viene? Quizás se pueda apostar a que la conmoción producida por la pandemia no se resuelva sólo en un deseo de normalidad. 

¿Qué indican las tomas de tierras? No estoy seguro, pero quizás indican que hay nuevos enlaces entre desposesión y capacidad de imaginar otras formas de propiedad colectiva. Seguramente no de un modo directo, porque en la ocupación hay un acto inmediato de reivindicación de un derecho y una demanda, pero sí tal vez de un modo indirecto, en el doble sentido de que la presión sobre la propiedad pública y, sobre todo, privada cuestiona el estado de cosas y fuerza reacciones. Y esta semana hemos visto hasta qué punto estas reacciones, aún provenientes de gobiernos que se dicen a sí mismos populares, pueden ser tan antipopulares (como el desalojo violento de la toma de Guernica). Las repercusiones de las tomas, en lo inmediato, parecen hacer chocar el punto de vista progresista (que, como dice Marino Pacheco, lo reduce todo al Estado) con el popular, que quizás se vea empujado de acá en más a fortalecer el sentido organizativo de sus acciones.

Sobre el retorno del fascismo también se viene discutiendo mucho, desde después del crack financiero de 2008. ¿Qué hace que el fantasma del fascismo vuelva con cada crisis? ¿Como es su relación con el neoliberalismo en la actualidad?

El discurso fascista suena a delirante, porque supone una amenaza, un enemigo comunista y revolucionario. Suena a anacronismo, a herencia de los discursos de la guerra fría. El deliro de los propietarios, sin embargo, no me parece desatendible en lo más mínimo. Ya Hobbes decía que el propietario temía por su propiedad antes de que un no-propietario lo amenazara. Hay en el miedo del propietario un anticipo, un presentimiento, una racionalidad preventiva. Me parece que el fascismo actual ya no tiene nada de la retórica revolucionaria de aquel de un siglo atrás. Se trata un fenómeno de aseguramiento. Aseguramiento de la propiedad, del control del Estado, de las formas de subordinación social (del deseo, de los consumos, de todo aquello que garantiza la realización de las mercancías). Me parece que el fascismo actual es una admisión de la imposibilidad de los neoliberales para gobernar la crisis de un modo puramente parlamentario. Es una estrategia de salvataje, un modo agresivo de orden al que acude el mando neoliberal ente el fracaso de lo que ellos mismos postularon durante décadas como el gobierno democrático de los mercados. ¿Es el fascismo un fantasma? Creo que es más bien un modo que encarna la antropología propietaria del capital ante el fantasma que lo agobia, ese fantasma-zombi o piquetero-delincuente o populista-anarquista. Es el terror a los signos de un mundo plebeyo al que tienen muy poco que ofrecerle. Ese terror es la fuente más evidente de violencia de sexista, clasista y racista del presente. 

Algunos fotogramas de Estación Zombie, película del colectivo Barrionuevo Tóxico, en la que participó Diego Sztulwark. Disponible acá

Se viene dando en el último tiempo un fenómeno discursivo novedoso, que es la apropiación de la derecha de ciertas preocupaciones que tradicionalmente tenían mayor presencia en las militancias populares. Uno de estos casos se dio recientemente con el problema de la salud mental: como un modo de oponerse a las medidas de confinamiento, de un día para el otro, estados como el estrés, la soledad, las ansiedades pasaron a ocupar un lugar central en la agenda política de la derecha y en el sistema de medios masivos. Frente al oportunismo de esta repentina preocupación, parece que lo peor que puede hacerse es negar la urgencia política de estos temas. Más bien deberíamos doblar el esfuerzo por distinguir modos opuestos de abordarlos. ¿Podrías ayudarnos a pensar en qué se diferencia el abordaje que el discurso dominante quiere apurar hoy de los malestares psíquicos de esa noción de politización del malestar que recorre La ofensiva sensible

Todo depende de cómo se asuma el síntoma: ¿nombra un disfuncionamiento a corregir o reenvía al agotamiento de una estructura? Las derechas llamadas “libertarias” agitan un deseo de libertad que consiste en identificar su propia salud mental con la salud de una normalidad de la reproducción del capital. Por eso ven comunistas en cada prescripción de la salud pública. Ojalá tengan razón. Y que el movimiento de los cuidados que estamos viendo en todo el mundo tenga la fuerza de poner en cuestión esa estructura. Pero es muy complejo, porque a nivel de mando político no aparecen cuestionamientos sino más una insistencia en recurrir a los mismos sistemas de automatismos que nos trajeron hasta aquí. En el mismo momento que el discurso del orden habla de afectos y de subjetividades descubre que no es posible adaptar a las personas a unas estructuras rotas. Descubre por tanto la doble tarea de normalizar la economía y de perfeccionar los modos de reajuste y adaptación, todo un tratamiento de las psiquis propietarias dañadas. Al contrario, la política de escucha del síntoma procura comprender lo que no cuaja en estas estructuras. Liga la llamada salud a una nueva economía, nuevas estrategias, nuevos lenguajes. En todo caso, estar discutiendo esto parece confirmar que la polaridad Modo de Vida/Forma de Vida –entendiendo por la primera toda manera de vivir articulada en relación automática con el mercado y a la segunda como la de aquellos que asumen su vida como una pregunta y no cuajan directamente en ese automatismo– es un modo concreto de comprender el discurso actual de la lucha de clases.

“¿Es el fascismo un fantasma? Creo que es más bien un modo que encarna la antropología propietaria del capital ante el fantasma que lo agobia, ese fantasma-zombi o piquetero-delincuente o populista-anarquista. Es el terror a los signos de un mundo plebeyo al que tienen muy poco que ofrecerle. Ese terror es la fuente más evidente de violencia de sexista, clasista y racista del presente.”

Por último, queríamos preguntarte por Bolivia y Chile. Las rotundas victorias del MAS y de la aprobación de la reforma constitucional parecieran poner en cuestión la idea de que hay un sentido común neoliberal infalible instalado en Latinoamérica, esa sensación que por momentos resultaba asfixiante durante los primeros años del macrismo. El hecho de que Chile, un país que se presentó siempre como el modelo más exitoso de cultura neoliberal, haya iniciado un proceso de manifestaciones populares y de solidaridad de base tan impresionante que entre otras cosas desembocó en este plebiscito pareciera indicar que bajo la imagen de una sociedad adaptada a la precariedad neoliberal circulan también otros deseos en puja. ¿Crees que es posible leer en esas expresiones el germen de un poder popular que pueda actuar hoy como contrapeso del poder financiero? Da la sensación de que los gobiernos progresistas no terminan de convencerse. 

La ofensiva sensible se publicó más o menos cuando se iniciaba la rebelión en Chile. Recuerdo que estuve en Santiago por esas semanas, fue algo muy impresionante. Fueron también los días del golpe en Bolivia. El año transcurrido desde entonces fue tremendo, la pandemia y todo lo que ella puso en juego pareció trastocarlo todo. Y, sin embargo, lo que podíamos ver entonces en Bolivia y Chile se confirma hoy con bastante continuidad. Son dos situaciones completamente diferentes, puesto que Bolivia es desde hace décadas ya un laboratorio de movimientos sociales anticoloniales, mientras que Chile aparecía hasta hace solo un año como la vanguardia del neoliberalismo. No obstante, se da entre esas situaciones casi opuestas una sincronía altísimamente sugerente. Mi impresión a trazo grueso es que en ambos casos se corrobora, primero, el peso de un reverso plebeyo de lo político, unas irrupciones populares capaces de forzar aperturas históricas desde bien abajo, y segundo, que la llamada política convencional está en relativo retraso para traducir el potencial de esas fuerzas y esas sensibilidades En Bolivia fue el ritmo de la contraofensiva popular la que parece haber marcado el ritmo de los acontecimientos, antes que los “aciertos” de la dirección histórica del MAS. En Chile, es una rebelión de una intensidad y una extensión impresionante lo que fuerza, desde abajo, la apertura de un proceso constituyente. Y no es sólo esto. Sino que luego de forzar esa apertura ese proceso, directamente lo ocupa –por medio de una participación inédita en medio de una pandemia, con alta cooperación en poblaciones populares– abriendo posibilidades nuevas impensables hace muy poco. Son señales que debemos atender, porque nos indican el absurdo de la pretensión neoliberal de reproducir la vida social dentro de sus estrechas categorías. El llamado neoliberalismo es, ante todo, un proceso atravesado por antagonismos muy profundos. Bolivia y Chile muestran, cada uno a su modo, como esos antagonismos son protagonizados por dinámicas de creación de formas de vida y de organización popular. Esta sigue siendo la fuente de nuevos acontecimientos democráticos, que no se agotan –por suerte– en las difíciles encrucijadas de los gobiernos progresistas. Cuando digo estas cosas no pretendo sonar “optimista”, tengo muy presente las preocupaciones de compañerxs de Chile que anticipan que será muy difícil todo lo que ahora viene. No es que no vea las dificultades. ¡Pero son dificultades de un proceso extraordinario!

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NO HAY MANERA DE ESCAPAR. ENTREVISTA A EDUARDO BERTI

NO HAY MANERA DE ESCAPAR. ENTREVISTA A EDUARDO BERTI

Por Caja Negra 

 

No hay manera de escapar es un novela policial pero también es un trabajo colaborativo en el tiempo, entre Boris Vian, quien escribió los primeros capítulos y dejó marcado el camino a seguir, y el grupo de literatura potencial francés Oulipo, nacido un año después de la muerte del autor, que continuó la tarea. 

El escritor Eduardo Berti, único miembro argentino del grupo, tuvo una doble función: por un lado, la de continuar, junto con el resto de los oulipianos, la novela bajo las directivas que había dejado Vian. Por el otro, la de traducirla para esta edición. Desde Francia, recorre los procesos de producción y escritura que fueron parte del libro en esta entrevista para Caja Negra.

-Los herederos de Boris Vian decidieron proponerle a Oulipo que continuara la novela inconclusa No hay manera de escapar. ¿Cuáles fueron las reacciones del grupo al enterarse de la propuesta? ¿Qué les pasaba colectivamente con la obra de Vian ante semejante desafío? 

La reacción fue una mezcla de sorpresa y emoción, pese a que, en cierto aspecto, resulta bastante sensato que los herederos de Vian recurrieran a Oulipo, ya que Vian sin dudas habría sido oulipiano de no haber muerto meses antes de que se fundara el grupo en 1960. Por supuesto, otra reacción fue la curiosidad: ver qué había escrito Vian, qué había intentado hacer y cómo había planeado concluir el libro. Creo que nos tranquilizaron y entusiasmaron dos cosas: saber que existía una sinopsis (escueta, pero muy clara), y saber que la novela retomaba la línea de los policiales de Vernon Sullivan. En el primer caso, la sinopsis nos planteaba un caso bastante oulipiano de escritura bajo restricción. En el segundo caso, no implica lo mismo completar o terminar un libro de Vian que un libro donde Vian juega a parodiar los tópicos de la novela policial o, más aún, los tópicos de las traducciones de las novelas policiales estadounidenses en la escuela de Chandler o Hammett. No sé si, personalmente, me hubiese atrevido a terminar una “novela de Vian”. Lo que hicimos fue otra cosa porque nos permitía movernos en el terreno de la parodia e incluso esbozar, por momentos, la parodia de la parodia. 

-¿Cómo organizaron el proceso colectivo de escritura? ¿Con qué tipo de dificultades o escollos se encontraron? ¿Y cuáles fueron las mayores gratificaciones? 

Hubo una serie de etapas. Leer los primeros cuatro capítulos, los de Vian, y comentarlos. Decidir que esos cuatro capítulos no los tocaríamos (podríamos, por ejemplo, haberlos “intervenido” con inserts). Discutir la sinopsis. Ver qué le faltaba a esa sinopsis (por ejemplo, faltaba sembrar “falsos indicios”, faltaba desarrollar personajes y situaciones). Esta fue la primera etapa, digamos. Hicimos una segunda sinopsis, ampliando la de Vian, y nos dividimos los capítulos. Cada uno de nosotros escribió entre dos y tres capítulos: primeras versiones de esos capítulos. El primer resultado, como sabíamos que iba a ocurrir, fue un Frankenstein. Eso nos condujo a la tercera etapa: pulir, unificar el estilo, limar incoherencias, mejorar el ritmo narrativo, etc. Cada etapa fue apasionante. Un gran escollo fue el tipo de narrador elegido por Vian: una primera persona que no siempre nos resultaba la perspectiva ideal para su sinopsis. Sospecho que, de haber avanzado en la escritura de este libro, Vian acaso habría cambiado de punta de vista narrativo. Quién sabe… Entre las mayores gratificaciones están los comentarios elogiosos que recibimos, incluso de lectores fanáticos de Via 

-La novela está situada en los Estados Unidos durante la década del 40 y está plagada de referencias a ese espacio y ese tiempo. ¿Cómo hicieron para recuperar ese espíritu y darle vida a los personajes planteados por Vian? 

Investigamos al respecto. Y tratamos de insertar no solo algunas referencias (sobre todo, siendo Vian, en materia de jazz y de música popular), sino también una atmósfera de época: la ideología, el discurso, la arquitectura, el vocabulario de esos tiempos. En cuanto a los personajes, un ejercicio interesante consistió en discutir entre nosotros su pasado (al que Vian hacía muy poca referencia en los capítulos y en la sinopsis), por ejemplo el pasado de Frank Bolton: su historia familiar, su vínculo con su hermano muerto, su decisión de dedicarse a la vida militar, etc. Esto le dio más carne (más vida y más “motivaciones”) a muchas de las acciones que plantea la novela. –

-Vos en particular cumpliste un doble rol: fuiste parte del equipo que escribió la novela y también la tradujiste al español. ¿Qué podés decir de este proceso de trabajo entre lenguas? 

Fue una traducción muy especial. Por lo general, el traductor tiene una distancia relativamente “fija” con el libro que está traduciendo. En este caso, yo tuve “tres distancias”: cuatro capítulos (los de Vian) que traduje como si fuesen “ajenos” y un resto de libro en el que iba pasando, como un péndulo, de una “segunda distancia” (textos escritos por los demás oulipianos, en los que intervine en la etapa final: la de “editing”) a una “tercera distancia”, la de las páginas o las frases propias, que fue de autotraducción… Hubo partes más complejas de traducir como el poema (el “beau présent”) que escribe un personaje del libro empleando únicamente ciertas letras: b, e, a, t, r, i, c, etc. Hubo, por último, un asunto puntual. Entre las primeras versiones de los capítulos (versiones que luego, en la etapa final, se modificaron mucho), hubo dos casos bastante sui generis. Por un lado, Jacques Jouet escribió un “centón” con la obra de Vian: es decir, un capítulo entero hecho con frases de distintos libros de Vian (e incluso ciertos versos de canciones), una especie de collage. Por otro lado, un capítulo que escribí yo era un “centón” a partir de mis propios libros, pero en traducción al francés: un collage con las traducciones que hizo Jean-Marie Saint-Lu de mis textos. Algunas partes de mi centón sobrevivieron. Así que, cuando me puse a traducir On n’y échappe pas, tuve una disyuntiva: reutilizar en estos casos la versión original en castellano de mis frases o no. Opté por olvidarme de la versión original (hasta donde me era posible, claro) y traducir lo que “sonaba” mejor en el marco de la novela.

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UNA IMITACIÓN MÁGICA DE LA REALIDAD. CONVERSACIÓN ENTRE HITO STEYERL Y HARUN FAROCKI

UNA IMITACIÓN MÁGICA DE LA REALIDAD. CONVERSACIÓN ENTRE HITO STEYERL Y HARUN FAROCKI

Traducción de Sofía Stel 

Con motivo de la reimpresión que hicimos ya este año de Los condenados de la pantalla y la de Desconfiar de las imágenes que está en camino, les compartimos un diálogo que tuvo lugar en el año 2012 entre Hito Steryerl y su maestro Harun Farocki. El destino del cine documental, la lenta decadencia de la televisión, la relación entre cine y arte y las implicancias de Youtube son algunos de los temas que se recorren en este histórico encuentro. Publicado orginalmente en Kaleidoscope Press.

Hito Steyerl: Harun, una vez dijiste que “la única manera de distinguir a un director de documentales de cualquier otro tipo de director —por ejemplo, un director de largometrajes— es que el director de largometrajes puede comprarse una piscina privada, y el documentalista no”.

Harun Farocki: Aunque Michel Moore seguramente tenga una piscina, o unas cuantas. Recientemente una mujer en Turquía me contó que formó parte de una junta para la regulación de la transmisión de comerciales. Se televisan demasiadas publicidades o se infringe la ley al mostrar mujeres con escotes pronunciados o parejas besándose. En vez de hacer pagar las multas tradicionales, se sometió a debate la posibilidad de que se obligara a las emisoras a pasar películas documentales. ¡Los documentales como castigo! Inmediatamente quise ofrecer mi obra como la más alta pena disponible. A los canales comerciales no les gusta nada que lleve la etiqueta de “cine documental”. Pero el estilo documental no es algo que les sea extraño en absoluto. Sale más barato producir uno de esos formatos típicos de programas de TV —de juegos, de conversación, los realities— que cualquier largometraje de bajo costo. Y debe haber algo en todo esto que es atractivo para los espectadores; una preferencia por la realidad.

HS: Sí, tengo la idea de que los realities son muy documentales en su formato, no en términos de lo que muestran, ya que no muestran la vida como realmente es, sino en términos de dar una impresión verdadera de las circunstancias en que se producen y la realidad de una sociedad competitiva, que se trata de la eliminación y la supervivencia del más apto, etcétera. Estos realities están llenos de imágenes documentales geniales —no porque tengan algo que ver con la realidad, sino porque ofrecen alegorías de una suerte de estado natural de ánimo neoliberal—. Mark Fisher sintetizó esto perfectamente al decir que los realities son el producto principal del “realismo capitalista”. El realismo capitalista expresa la imposibilidad de imaginar un sistema diferente al que tenemos ahora; describe una condición en la que el capitalismo parece ser el único sistema plausible, y por ende es inevitable. Es más, el realismo capitalista es un eco del realismo socialista con su insulsa, naturalista y reducida versión de la realidad. Allí donde alguna vez contamos con un género en realidad muy elaborado que involucraba a granjeros fornidos y trabajadores que marchaban hacia un futuro brillante, hoy tenemos una representación kitsch igualmente artificial, en la cual se utiliza a la clase obrera para demostrar la inevitabilidad de una hostil cultura de la competencia donde todos pelean contra todos… ¡no hay que confundir esto con la realidad! Pero lo que has mencionado es un tema mucho más amplio, me refiero a la transformación que la industria documental viene experimentando desde los últimos veinte o treinta años. Creo que eres alguien que ha vivido estos cambios en primera persona. Para cuando yo llegué a este campo, ya había sucedido. Quizás podrías contarnos un poco más sobre este desarrollo.

HF: Helmut Färber una vez hizo una observación muy acertada: los buenos textos solo son publicados porque el sistema es demasiado descuidado como para prohibirlos. La televisión pública fue particularmente fértil en lo que respecta a su negligencia. Existía un vasto aparato regulatorio: antes de que pudieras grabar una toma, tenías que llenar un sinfín de formularios. Pero el sistema no tenía modo de saber realmente qué tipo de film se iba a producir con esas tomas. A comienzos de la década de 1970, con unos amigos con los que teníamos ideas en común fantaseábamos con grabar toda una película usando un número falso de productora que nadie hubiera autorizado. […]

Los años noventa fueron una buena época para el cine documental. El dinero escaseaba y los productores se dieron cuenta de que hacer un documental constaba un décimo de lo que salía producir un largometraje. Además se había estrenado el canal “Arte”. En aquel momento parecía que había más oportunidades para hacer películas que personas que contaran con el know-how para hacerlas. Para decirlo simple: había más dinero que talento. En mi propia obra muchas veces no he registrado realmente desarrollos importantes, la gran desindustrialización por ejemplo. Y también me doy cuenta de cómo pasé por alto lo rápido que estaba cambiando la televisión pública en el cambio de milenio.

Hoy en día solo hay una emisora que me deja trabajar para ella. El ambiente de la televisión ha cambiado. Alguna vez la televisión estuvo hecha por personas como esas que están detrás del periódico Süddeutsche Zeitung o de la revista Der Spiegel. Los productores y directores de la TV de hoy son como esos que trabajan para tabloides como Focus y Bild.




HS: Todo esto alude a un cambio cultural. ¿Podrías decir algo sobre esto desde otro ángulo? Creo que lo que está sucediendo con la televisión es exactamente lo que todos siempre pensaron que sucedería con el Estado bajo el comunismo…

HF: …se marchita. 

HS: Sí, exactamente. La televisión simplemente se está debilitando. Me sorprendí mucho cuando mis estudiantes me dijeron que ya no miran televisión. No les interesa. Se ha convertido en un medio populista, probablemente cierto porcentaje de la población aún la mira, pero a grandes rasgos está en descenso. 

HF: La televisión salió perdiendo con la modernización. 

HS: Sí, ha perdido en el proceso de modernización, lo que en parte se debe al hecho de que subestimó a su audiencia. La gente no es tan estúpida como la televisión cree, así que por eso están abandonando la nave. La televisión se ha comportado exactamente del mismo modo que el cínico burócrata socialista descrito por Slavoj Zizek. Aunque puede que el propio burócrata no crea ya en el socialismo, las masas deberían seguir creyendo dócilmente. Lo mismo se aplica para las emisoras de televisión de los noventa. Ya no creen en la porquería que producen, pero siguen pensando que pueden forzar a las masas a consumirla. Pero las masas no están tan locas. Recurren a YouTube y Vimeo para mirar todo eso que la televisión ya no ofrece. Y se están convirtiendo en productores y emisores ellos mismos. Por eso es que estoy tan convencida de que debemos dejar que la televisión se marchite. Ya no tiene sentido seguir involucrándonos, es mejor dejarla que siga hacia su inevitable destino. 

HF: Ciertamente. Aunque como dijo Mao: “Con respecto a todo lo reaccionario: si uno no lo golpea, no caerá”.

HS: Acabo de terminar un film nuevo en el que destrozo un televisor. Esa sería una manera de comenzar. Para comenzar uno puede simplemente atacar.

HF: La televisión nunca ha sido muy amada. Se la necesitaba —muchas personas no podían vivir sin ella—, un poco como un marido que todavía necesita a su esposa incluso si no la ama. Como sea, no es una relación romántica. Uno puede imaginar a alguien siendo romántico, incluso estar apasionadamente enamorado del cine, pero no de la televisión. Pero luego, de repente, cerca del final, la televisión se las ingenió para producir algunas series de culto como The Sopranos The Wire. No sé los números, pero conozco gente que prefiere comprar estas series en DVD antes que mirarlas en la TV. 

Creo que siento pena por la televisión. No debe faltar mucho tiempo para que todos estemos haciendo llamadas gratuitamente a través Internet y así las compañías telefónicas entren en bancarrota. Eso no me molesta tanto, pero lo de la televisión sí.

HS: Yo no siento pena por la TV. Creo que está tan mal sugerir que la televisión expresa las fantasías del proletariado así como pensar que el proletariado es por definición populista y racista. Rancière señaló esto en un genial artículo titulado “Racism: A Passion from Above” [Racismo: una pasión desde arriba]. Siempre se sostiene que la “población” está inherentemente en contra de la inmigración y que deberíamos respetar sus cuasi-naturales fantasías como algo inevitable. Este es el argumento al que recurren los gobiernos populistas de toda Europa, y abordan su política de manera acorde. Rancière tiene razón en notar que estas “fantasías” son de hecho el producto de la política populista. Lo mismo sucede con la televisión. El público no es estúpido, solo se lo pinta como tal. Los productores de programas no pertenecen a esa sección de la población a la que apuntan sus programas. Son burócratas cínicos. Por eso es que la gente se está alejando de la televisión y está migrando a formas más baratas de difusión como Internet. Eso es lo que podríamos llamar un Lumpenproletariado de los medios visuales. Esto existe. De hecho, creo que es mucho mejor pensar en términos de un Lumpenproletariado de la difusión. 

“La televisión nunca ha sido muy amada. Se la necesitaba —muchas personas no podían vivir sin ella—, un poco como un marido que todavía necesita a su esposa incluso si no la ama. Como sea, no es una relación romántica. Uno puede imaginar a alguien siendo romántico, incluso estar apasionadamente enamorado del cine, pero no de la televisión. Pero luego, de repente, cerca del final, la televisión se las ingenió para producir algunas series de culto como The Sopranos o The Wire. (Harun Farocki)”

HF: Pero YouTube no atrae a las masas. También es chic, en el sentido camp de la palabra. A la gente inteligente le gusta porque es un poco tonto.

HS: Hoy en día, la historia del cine sucede en YouTube, no en la televisión, —incluso más dramáticamente— no en el cine. Los cines pasan éxitos de taquilla infantiles en 3D o publicidades “encubiertas” de productos inútiles. La historia del cine no ha desaparecido del cine… ha migrado al campo de las descargas de Internet. 

HF: Para mí la calidad de la imagen en YouTube es bastante mala. Cuando pase una generación más quizá se vuelva lo suficientemente buena. 

HS: No tengas dudas, eso va a pasar. Aunque tendremos que pagar para eso. Pero hay una enorme diferencia entre la calidad de YouTube y la nada. Es más, creo que ahora somos lo suficientemente entendidos como para ver más allá del problema de la mala resolución. Claro, no sabemos cómo se vería la imagen en 35 mm, pero podemos tener una idea razonable. Suficiente como para analizar su composición y estructura. Puede que sea una porquería en lo que respecta a la calidad visual, pero al menos es una porquería educativa. Un JPEG no soporta una cantidad excesiva de efectos especiales. Como tal ya se parece un poco al cine estructural. En el siglo XIX la gente tuvo que aceptar que ahora existía la fotografía como medio de expresión artística, y no solo la pintura al óleo. Tuvieron que aceptar que no era necesario pasar diez años esclavizado como aprendiz mezclando pinturas para un maestro con el fin de captar algo; había otra manera. Así es ahora con las imágenes online tomadas con teléfonos móviles. Están emergiendo nuevas tecnologías. Me encanta. 

Hito Steyerl, STRIKE. 2010, 28s, HDV.

HF: Yo también puedo emocionarme con esas cosas cuando pienso que gracias a los DVD, y a los VHS previamente, excelentes películas estuvieron disponibles para una mayor cantidad de personas, películas de todas las épocas y de países remotos. Incluso si fueras a los mejores cines todos los días, no tendrías la chance de acceder a todas esas películas. 

HS: Y hasta puedes descargártelas. Toda esa información probablemente está a solo tres clics de distancia. […]Porque, no nos engañemos, así vivimos ahora. Tal vez uno de los momentos del libro en que con mayor claridad le habla a nuestro presente sea el segundo capítulo, que trabaja con un cuento de Susan Sontag sobre la epidemia del sida: “Así vivimos ahora”. El cuento pone en escena un tiempo denso, de un presente ilimitado y asediado por la crisis, y las estrategias improvisadas de adaptación y supervivencia que sus personajes van descubriendo y enseñándose mutuamente. “Corren una carrera que consiste en no moverse del lugar”, dice Berlant. Así, a medida que el “carácter corriente de la crisis” del que habla Berlant se hace cada vez más palpable, la vigencia de su libro en cuanto “guía de instrucciones para vivir en el impasse” —como lo llama Michael Hardt— no deja de aumentar.

“La gente no es tan estúpida como la televisión cree, así que por eso están abandonando la nave. La televisión se ha comportado exactamente del mismo modo que el cínico burócrata socialista descrito por Slavoj Zizek. Ya no creen en la porquería que producen, pero siguen pensando que pueden forzar a las masas a consumirla. Pero las masas no están tan locas. Recurren a YouTube y Vimeo para mirar todo eso que la televisión ya no ofrece. Y se están convirtiendo en productores y emisores ellos mismos. Por eso es que estoy tan convencida de que debemos dejar que la televisión se marchite. Ya no tiene sentido seguir involucrándonos, es mejor dejarla que siga hacia su inevitable destino. (Hito Steyerl).”

HF: Ahora uno podría preguntarse por qué tanta producción documental, que ha sido impulsada desde la televisión, ha migrado al mundo del arte. Después de todo, fue una revista de arte la que nos contactó y nos pidió que tuviéramos esta conversación. ¿Por qué el mundo del arte se ha apropiado del documental? Nosotros hacemos nuestras películas con fondos destinados a la producción de arte, con dinero que proviene de festivales de cine o de exhibiciones temáticas. Puede que sea porque son los films documentales los que le da al arte derecho para reclamar algo de la relevancia que otorga el mundo real.

HS: ¿Te refieres a algo en la línea de la mimesis? Como un urinario real en la galería White Cube. 

HF: Sí, por supuesto, el cine documental es una imitación mágica de la realidad. Y es más, es algo que ha sido encontrado, no hecho. Como con un objet trouvé: hay miles de piedritas en una playa y una de ellas parece que tiene un rostro. Pippi Longstocking siempre dijo ser una “encontradora profesional” de cosas. “¡No busques, encuentra!”, dice Godard. La renuncia a la autoría enmascara un culto encubierto al autor: ese que encuentra sabe cómo juzgar y entonces es el verdadero autor. En el modernismo existe una larga tradición al respecto. El rol del curador, el DJ o el programador de cine ha sido muy celebrado en tiempos recientes.

Hito Steyerl (1966) Artista y ensayista nacida en Munich. Se dedica hace años al campo de los medios de comunicación y al análisis de la circulación masiva de imágenes. Doctora en Filosofía por la Universidad de Viena y profesora de New Art Media en la Universidad de Berlín, sus ensayos tanto escritos como audiovisuales se centran en temas como el feminismo, la violencia política y las tecnologías digitales, temáticas que aborda mediante mediante el uso de la ironía y de la apropiación de materiales visuales y textuales ajenos. Como artista y documentalista, participó en bienales de todo el mundo y su obra forma parte de las principales colecciones y museos de arte contemporáneo. Los condenados de la pantalla es su primer libro traducido al español.

Harun Farocki Nació en 1944 en Novy Jicin, República Checa, en aquel momento, anexado a Alemania. Por más de 40 años, hasta su muerte en 2014, vivió y trabajó en Berlín. Su trabajo como artista y cineasta, ha tenido una influencia decisiva en la historia del cine político desde finales de la década de los 60. Con más de 100 producciones para televisión y cine, Farocki, autor y editor de la revista Filmkritik, curador y profesor en Berkeley, Harvard y Viena, ha reflexionado sobre la relación entre sociedad, política y la imagen en movimiento. Durante muchos años, además, la relación entre tecnología y guerra ha tenido un papel fundamental en sus obras. Ha escrito textos teóricos, guiones cinematográficos y televisivos. Su obra se expuso en la Documenta 12 de Kassel y en numerosas retrospectivas internacionales.

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DIÁLOGO CON EL INSTITUTO DE ESTUDIOS POSNATURALES 

DIÁLOGO CON EL INSTITUTO DE ESTUDIOS POSNATURALES

Por Caja Negra

 

En febrero nos juntamos con el Instituto de Estudios Posnaturales, un centro de experimentación artística ubicado en Madrid, y con Uriel Fogue, arquitecto, miembro del estudio Elli y del Gabinete de Ficciones Políticas, a conversar sobre la posibilidad de hacer cursos en torno al libro Hay mundo por venir, de Viveiros de Castro y Deborah Danowsky.  Desde la editorial ya estábamos preguntándonos si era deseable el fin del mundo, o el fin de un mundo. Era el marco editorial que habíamos elegido para nuestra colaboración con la revista Concreta, y queríamos poder conversar con otrxs en torno a esta cuestión de las mitologías del Apocalipsis. 

Cuando ya teníamos cerrado todo el programa, incluida una colaboración con el colectivo Lejos Lejos que iban a programar un ciclo de cine en torno a estas cuestiones, llegó el COVID-19, los estados de emergencia y el confinamiento. A pesar de las dudas decidimos sacar el curso adelante y fue una gran sorpresa darnos cuenta de lo importante que fue tener un espacio y tiempo colectivo para pensar juntxs sobre lo que nos estaba atravesando y cómo eso dialogaba con la propuesta del libro. A partir de esta primera colaboración y gran experiencia, decidimos repetir el curso, que arrancará a finales de octubre esta vez en su versión online.

El Instituto de Estudios Posnaturales cuenta con una residencia de escritura cuya primera edición se realizó entre abril y junio. Desde Caja Negra estamos coordinando la segunda residencia,  a la que decidimos titular “Reprogramar el tiempo”, cuya convocatoria cierra este 10 de octubre.  En ella, invitamos a investigadores, artistas, científicos no solo construir un nuevo futuro, sino a dejarnos habitar por la virtualidad de otros tiempos para perforar el presente. ¿Cómo narrar desde dentro de un agujero de gusano? ¿Cuál es la temporalidad de lo no humano, incluso de lo no vivo? ¿Qué implica profetizar cuando la catástrofe ha desarticulado las coordenadas espacio temporales? ¿Cuáles son las armas de las que se vale una cronopolítica de la alteridad? ¿Podemos desplazarnos en el tiempo, vivir ucronías y restituir formas de vida desaparecidas?, son algunas de las preguntas que nos estamos haciendo hoy y sobre las que dialogamos en esta entrevista. 

Actividad en el Centro de Estudios Posnaturales (Madrid) 

Caja Negra: Podemos empezar por esta idea del instituto como una “parainstitucion”, hay algo bastante común con una editorial como Caja Negra, que no tiene solo la labor de traducir y editar sino también la de generar actividades, cursos, y textualidades. Nos gusta pensar en la editorial como una caja de herramientas y una comunidad expandida. En la vocación formativa del Instituto estos dos aspectos están también presentes, y en la manera de cruzar contenidos que, como en nuestro catálogo, están todo el tiempo “diciéndose y desdiciéndose”. Siguiendo estas líneas, ¿podrían contarnos un poco más del Instituto, y porque creen que resuena con un proyecto como el nuestro?

IPS: La actividad del Instituto se organiza en torno a varios ejes simbióticos: la programación, la creación, las residencias, los estudios y una plataforma editorial, que sirven para articular nuestros intereses y procesos de investigación. Desde el inicio del proyecto, consideramos el pensamiento y la creación desde el pensar con y crear con, actos que no se producen de forma aislada, sino situada en un espacio y tiempo concretos a través de relaciones con otros agentes. En ese sentido, vemos un paralelismo clarísimo entre ambas plataformas, e independientemente de los formatos que manejamos, creemos que la base de cualquier creación artística empieza en la generación de redes y espacios de afinidad. Ser una plataforma independiente nos da la libertad para, como dices, cruzar contenidos, ramificarnos, mutar y trabajar desde distintos formatos, e incluso abrazar la contradicción, pero también para cuidar y prestar atención a la manera en la que se producen las sinergias y los encuentros. Creemos que la labor editorial que proponéis también habla de crear estas redes y cuidados, y seguramente la importancia de estas plataformas o parainstituciones sea la de cuestionar los lugares hegemónicos desde donde crear y compartir pensamiento.

Otro tema interesante sería debatir un poco sobre el concepto de posnaturaleza. Entendemos que apunta hacia una serie de cuestiones que podríamos nombrar también como naturcultura. En este sentido, ¿cuáles son sus referentes en torno a este debate? ¿Cómo los posiciona este concepto frente a otros, qué legados o debates incorpora? 

Entendemos la posnaturaleza como una herramienta para problematizar, investigar y redefinir las relaciones de los seres y sus entornos. Las definiciones binarias ya no nos sirven, y lo que intentamos es abrir espacios de reflexión desde donde ampliar y difuminar estos límites. Y esta exploración nos lleva a desarrollar una práctica crítica, que debe revisarse constantemente, incluyendo y prestando atención a ciertas problemáticas que son necesarias para tratar de establecer un acercamiento posnatural. Actualmente, por ejemplo, estamos explorando la necesidad de revisar las implicaciones que el colonialismo ha tenido y tiene en nuestra mirada sobre la naturaleza, y esto nos lleva inevitablemente a dialogar con agentes de Latinoamérica. A través de nuestras plataformas, como los diferentes seminarios y en específico el de Ecos del Sur, establecemos diálogos activos con lxs interlocutores para seguir incluyendo nuevas miradas y planteamientos en un tema tan amplio y complejo. Para ello contamos con pensadoras, escritoras y artistas como Marisol de la Cadena, Susana Vargas o Azucena Castro, entre otras, que nos ayudan a expandir nuestra mirada crítica. El Instituto se convierte así en una plataforma de aprendizaje activo. Otra de las líneas en las que estamos trabajando es tratar de desplazar el ser humano del centro del debate, y desantropocentrizar la mirada que tenemos sobre las distintas ecologías. De ahí surgen otros proyectos como el Concerto para plantas con Jose Venditti o un festival de música interespecie en el que estamos trabajando actualmente. Entendemos que la complejidad de este concepto requiere cuantas más perspectivas mejor, y por eso establecemos conversaciones, diálogos, conferencias o cursos con agentes que operan desde lugares y plataformas muy diferentes, desde Forensic Architecture a artistas que trabajan a escala local.

No podemos evitar entrar en otro de los temas que acerca al Instituto y la editorial, y es la idea de fines de mundo. ¿Cuál es vuestro posicionamiento en el Instituto al respecto? Desde el planteo de lo posnatural, ¿Cómo analizan la situación actual? Estamos ante el fin de un mundo, ¿Cómo entender también las practicas artísticas y la idea de encuentro que también vertebra sus espacios de trabajo? ¿ Qué esperan  hacer ahora?

La experiencia de la primera edición del seminario Después del Futuro que realizamos con ustedes la primavera pasada fue muy enriquecedora para nosotrxs a muchos niveles. Quizás porque en un momento tan complejo como el actual, de fragilidad e incertidumbre, y en el que creemos necesario repensar la relación que establecemos con otros ecosistemas, la reflexión en torno al concepto del fin del mundo se convierte en una herramienta a tiempo real para pensar qué otros mundos deseamos. Y es precisamente desde estas plataformas desde donde podemos pensar y construir otras formas de estar, convivir y hacer. Esta posibilidad de transformación es lo que articula todo el trabajo que realizamos desde el Instituto. En este proceso, que seguirá creciendo y ampliándose con esta nueva edición del seminario, la idea del fin de un mundo se ha convertido para nosotrxs en un punto de inflexión para plantear la posibilidad de cambiar ciertas cosas o dejar atrás ciertas estructuras que ya no son válidas. Y otra idea que nos parece muy importante, y que queremos insistir ampliando las voces que se integran en el curso, es que más allá de que haya nuevos fines y nuevos comienzos, debemos replantearnos que no sólo hay un mundo, sino que hay muchos mundos.

Es cierto que esta situación, con las limitaciones de los encuentros y la distancia social, nos afecta en cómo entendemos nuestro espacio como un espacio físico. Aunque hemos tenido que cancelar o posponer ciertas actividades, también hemos explorado nuevas formas de construir red en el entorno virtual. La plataforma ha tendido mucha visibilidad en la red, se han tendido puentes con otros países de una forma muy intensa, y esto también se deba quizás a esta nueva situación. En este sentido también estamos repensando los formatos de aprendizaje, planteando paseos virtuales, sesiones de cine online, etc.

“Entendemos la posnaturaleza como una herramienta para problematizar, investigar y redefinir las relaciones de los seres y sus entornos. Las definiciones binarias ya no nos sirven, y lo que intentamos es abrir espacios de reflexión desde donde ampliar y difuminar estos límites.”

En último lugar queremos preguntarles por el lugar de la escritura en el Instituto. ¿Por qué hacer residencias de escritura? No suele ser tan habitual, siempre hay más opciones de residencias de producción artística. ¿Qué tipo de propuestas recibieron en la primera edición? ¿Cuáles son los intereses, formatos, lenguajes que les parece que están teniendo preponderancia en estos tiempos?

Desde un primer momento pensamos que era importante ofrecer residencias de escritura, tratando de flexibilizar la forma en la que se produce pensamiento académico pero también dejando que la especulación y la ficción formen parte del mismo. Entendemos la escritura como una práctica que genera tentáculos, por eso hablamos de escrituras tentaculares para nuestro programa de residencias. 

La primera residencia, que desarrollamos con This is Jackalope, la llamamos “Pimoa Chtuhlu” haciendo referencia a la araña de Haraway. En ella exploramos cómo desde  los recursos de la escritura se pueden proyectar imágenes de nuevos mundos deseables, atendiendo, cultivando y cuidando las relaciones entre sus agentes, tanto humanos como no humanos, y sus ecosistemas. Recibimos muchas propuestas de muchas disciplinas distintas, y esto nos confirmó que hay muchxs pensadores que buscan lugar para compartir su trabajo o plataformas desde donde sentirse acompañadas haciéndolo.

La anterior residente, Marianne Hoffmeister, está explorando un concepto que nos pareció muy pertinente. Su proyecto, que gira en torno al concepto de las Ghostly Ecologies, explora una dimensión fantasmal desde donde los seres no humanos que mueren siguen presentes, de alguna forma, en el ecosistema que han dejado físicamente. Este tipo de reflexiones, en las que se mezcla la especulación, la poética, pero también el pensamiento crítico, son un ejemplo de los lugares desde donde queremos seguir explorando la escritura como herramienta de producción de pensamiento y creación.

Estamos muy contentxs de esta nueva colaboración con Caja Negra Editora para la residencia “Reprogramar el tiempo”, en la que invitamos a pensadores, investigadores, escritores y artistas a cuestionar los marcos de temporalidad lineal del mundo moderno-colonial. Es un tema que nos parece muy pertinente y que está generando mucho interés. Ya estamos recibiendo las primeras propuestas y estamos deseando empezar este nuevo camino a través de un marco de pensamiento tan rico desde donde  cuestionar el pasado, replantear el presente y construir nuevos futuros, por lo que animamos a todo el mundo a presentar su proyecto antes del 10 de octubre.

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